DE QUARESMA.
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nos,
y
que significase
mejor
la ternura de su corazon
~Do
leos verdaderamente de haberme
ofendido:
detc:tad vues–
tras. culpas pasadas, haced un fi_rme propósito de no des–
~gradarme
mas: procurad que vuestra contricion sea ver–
dadera, y eficaz vuestro propósito. Dad pruebas de ser
perfecta vuestra contricion ; y despues de esto , yo os
doy licencia para que me acuseis de que .falto á mis prome–
sas, para que desconfieis de mis palabras, para que du–
deis de mi bondad , si no os perdono vuestros pecados,
si. no os vuelvo
á
admitir á mi amistad:
Veníte,
&
ar–
gúite me.
Quando vuestrós delitos excediesen el número
de vuestros cabellos , aunque su enormidad hubiese pues–
to vuestra alma mas negra que la carne de un etiope,
mas horrorosa que la de un leproso, mas distante de la
'
1
blancura que lo roxo de la púrpura
y
del bermellon, que-
dará ·tan tersa como la carne de un niño, tan blanca co–
mo la nieve de mayor blancura. Mi gracia os volverá la
inocencia, y- seréis del número de mis mas íntimos ami–
gos. El padre mas afectuoso , la madre mas tierna, el es–
poso mas apasionado,
i
podian explicar mas eficazmente
su indulgencia
y
su amod
i
Puo qué hijo habrá tan mal
nacido, qué esposa tan insensata que no se rindan á una
ternura tan señalada,
á
un motivo tan grande de confian–
za~
Es un Dios el que habla así, y es
á
hombres peca–
dores á quienes este Dios dirige estos testimonios de tan–
to consuelo , estas ofertás tan ventajosas de una indul–
gencia tan capaz de obligar
á
los corazones mas de pie–
dra.
¡
Ah, Señor, qµé monstruo tan horrendo es el cora–
zon del hombre, si se resiste
á
una tan iacomprehensi•
ble ternura, si rehusa:. convertirse, si os rehusa su amor!
El evangelio
es
del capítulo 9 de
San Juan.
In
illo témpore
:
Pr<Ztérien.r
Jesu.r
,
vidit hórninem
c<e1.:um
a
nativitate:
e
interrogavé–
runt eum disclpuli ejus: Rab–
bi, qui.r peccavit
,
hic
,
aut
parénter eju.r
,
ut
ccecus nasce·
retur?
Resp.óndit Jesu.r
:
ne~
ljue hic peccávit
:
neque parén·
'tu
ejus sed ut manifesténtur
•.
•
I
ope-
En
aquel tiempo: Pasando Je–
sus, vió un hombre ciego de
na–
cimiento :
y
le preguntáron sus
,
discípulos: Maestro,
i
quien pe–
có para que éste naciese .ciego, él
ó sus padres? Respondió Jesus,
ni
éste pecó ,
ni
sus padres; sin9
pa–
ra
qu~
las obras de Dios se mani–
fiesten en él. Conviene que yo
obre
'
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·-
'
·
las
J