384 / 554
3
jO
A B R 1 L.
tos usurarios , para esa vida poco christiana , para esas ·
frivolas dispensaciones :
~te
has convertido de veras! pues
ya es preciso pensar todo lo contrario. Parecíame difici–
les, y a
111
impracticables los Mandatnientos de
la
Ley de
Dios, no consultabas mas que
a
tu pasion , á tu incli–
nacion ,
á .
tu an1or propio.
~
Estás verdaderamente con–
vertido
~
pues deshiciéronse esos encantos ,
y
esos atrac–
tivos se desvaneciéron. Ya no solo te parece posible, sino
justa , dulce, ficil la Ley santa de Dios : ya no sigues tu
inclinacion , y
el
Evangelio es la unica regla de tu vida;
ya te parecen falsas, y aparentes las brillanteces del mun–
do, sns placeres amargos , sus diversiones
insulsas , sus
halagos insípidos. Ya apénas aciertas
á
concebir cómo un
hombre de razon puede ser libertino , cómo un corazon
criado para
el ,
verdadero bien puede hallar gusto en lo
que es veneno , y ponzoña. Síentese una especie de in"'
dignacion contra su propria brutalidad : ¡es posible que
siendo yo Chrhtiano pude ser vicioso! ¡Es posible , que
creyendo unas verd des tan terribles como las que creo,
pude vivir tan descaminado! ¡Es posible , que experin1en–
tando en
m'
mismo la vanidad, la nada, y aun la amar..
gura de e tos f.1lsos deleytes, hice de eJlos mi ídolo
!
Es–
tos son os ordinarios efectos de una verdadera conver–
sion :
~
tiene la mia estas señales?
P U N T O S E G U N D O.
. e
)nsidera que aunque la verdadera conversion con..;
siste plÍr'H.ipalmente en
el.
corazon, y en el espíritu; no
por eso dexa de ser
Ll111Y
visible. El ayre , los modales,
la
conducta, el .trage, las conversaciones , toslo grita que
el
corazon está verdaderamente convertido. Los objeto '
son los mismos; pero no hacen la Li1isma im
pre~ion
: pue–
de ser que se encuentren los mismos estorbos, las mis–
mas dificultades, pero se siente nuevo vigor, nuevo alien–
to. El mundo presenta sus rosas; pero se las trata como
si fueran espinas. Y con1o ya no se discurre sino por l_o s
pr1n-