Table of Contents Table of Contents
Previous Page  382 / 554 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 382 / 554 Next Page
Page Background

3 6s

.

A B R 1 L.

los

descaminos~

El

1noral del Evangelio ,

y

la doctrina sa·

- na estrechan demasiado,

y

el amor proprio quiere vivir

á·

- sus anchuras.

~Pues

qué se hace para evitar los remordi:

n1ientos importunos ,

y

plra acallar una conciencia , que

asusta ,

y

des~so s iega ~

Pártese la diferencia : al amor pro–

prio , al corazon ,

y

á las pasiones se las confirma en to–

dos sus derechos ; y al entendih1iento se le dexa todo lo

que oprhne , todo lo que espanta,

y

aun todo lo que des–

espera. De aq

proviene , qae personas , por otra parte de

unas costumbres estragadísimas , de una conducta ,

ó

de

una vida, qne es una disolucion , tienen unos principios

de tnoral sumamente estrechos , unos dogmas excesivanlen-–

te severos. No hay Herege ,

y

por lo comun hay pocos

li–

bertinos, que no hagan estas partijas. Quando la

v~rdad

tur–

ba nuestra delicadeza , quando asusta

á

la conciencia; quan–

clo declara la guerra

á

la pasion'

a

veritate auditum aver...

tent

vuélvese

h

cabeza

á

otro lado ,

ó

se tapan los oidos

por 'no escuchar to

ue dice. 2Pero qué se adelanta con

este grosero a ·ti tido

?

Descaminarse sin re1nordimiento ,

y

·

-per'derse con · se=>uridad.

El Evangelio es del capitulo

; •

de San Matheo.

I

N illo tempore: Dixit Juur

disciputir suis: Vos estis

..sat terne. Quod si

Stil

evanue–

rit, in quo ratietur? A d nihitum

'V::Jet ultra, nüi ut mittatur Jo–

ra!

,

&

conculcetur ab homini–

bur. Vos estis lux mundi. Non

potest civ;tas al7fcondi supra

montem porita. Neque accendunt

lucernam

,

8

ponunt eam sub

modio

,

sed super candelabrum,

ut luceat omnibus qui in domo

sunt. Sic tuceat tux vertra co–

r•m

hominibuf, ut videant opera

vertra boua

,

~

glorificent Pa–

trem vestrum

,

qui in Ca:Jis est.

Noli:e putare quoniam veni sol–

v -tre legem, "ut ·prophetaf: non

ve-

E

N tiempo que Jesu-Christo ense–

ñaba

á

sus discípulos su celestial

doctrina, les dixo: Vosotros sois· la sal

de la tierra ;

y

sí ésta se evaporase,

¿con qué se ha de sazonar? Para nada

s.irve des pues , sino para arrojarla,

y

que la pisen los h-ombres. Vosotros sois

la luz del mundo. Y así como una

Ciudad colocada sobre un monte no

puede ocultarse; ni la luz se enciende

para ponerla baxo de·un zelemin, sino

sobre el candelero

á

fin de qu e alumb

á

todos los .que estan en la habiracion;

á este modo brille vuestra luz delante

de los hombres , para que vean vues–

tras buenas obras,.

y

glorifiquen

á

vuestro Padre, que está en los Cielos.

No

pen.~eis

que he venido

á

dispensar

la