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DI A

XXI.

3

63

mas de nuestro Santo, que estorbó con ellas el que se

pasase á este extremo.

.

.

· Concluido

el

Concilio , volvió á Roma en compañía

del Papa , y asistió

á

otro Concilio que se celebró. en

aquella Ciudad , donde le oyéron con la 1nisma veneracion

que en el de Bari. Pero las extraordinadas honras que le

tributab1n en Italia, le obligáron

á

buscar en .Francia un

asilo, que fuese cmno defensivo de su profunda humildad;

Consigui.ó finalmente licencia para volver

á

pasar los Al–

pes; y Hugo ,

1\rzobisp~

de Leon , le recibió con espe–

cial alegría. Pero no pudo detenerse mucho en aquel Rey–

no por la funesta n1uerte del Rey Guillermo , que sucedió

el

año de

1

roo. porque su sucesor Henrique

ll.

le

llam~

á

Inglaterra, donde no •le dexó vivir mas en paz, que sn

predecesor. Suspendió , po•r decirlo así , la nueva persecu..

cion el Papa Paschasio II. sucesor de Urbano,

y

Anseln1o

se aprovechó de esta especie de treguas para -dedicarse

á

la reformacion de las costumbres. Celebró en Londres un

Concilio Nacional , en que restableció la Disciplina Ecle...

siástica , restituyéndola á su primitivo vigor ; instruyó

al

püeblo con sus palabras , y escritos , pero n1ucho mas con

·sus exe.m,Plos.

·

· ·

Haviendose renovado entre el" Arzobispo,

y

el

Rey la

antigua diferencia sobre las investiduras , se vió precisado

á

emprender segundo viage

á

Roma; donde

el

Papa Pas–

chasio excedió

á

su predecesor en las honras que hizo

á

nuestro Santo. Inforn1ado

el

Rey de la general aprobacion

que havia merecido la conducta de Anselmo en aquella

Corte, le prohibió que volviese

á

Inglaterra:

y

obedecien–

do el Arzobispo, escogió por lugar de su desierto

á

'Leon

de Francia, donde pasó diez y seis meses, dedicado en–

teramente

·á

los tnas fervorosos exercicios de devocion,

y

#le virtud.

Pero Adela , hermana del Rey , que profesaba singu–

lar veneracion

á

nuestro Santo , no pudo pern1itir , que

estuviese mas tiempo en su destierro. Toda la Inglaterra

clamaba por su Primado , y la Iglesia de Cantorbery por

su Armbispo ,

y

por su Apóstol. Hízole la Condesa pa-

Zz

2

sar