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D.IA
X X
I.
36 5
Havia
tre~
anos que Anselmo gobernaba eli. paz
~ ·-1
lgle·
s·ia de Cantorbery, acabando de consumir las pocas fuer–
z:ts , que le restaban en las penosas tareas de su Pastor:1l
Ministerio , quando reconoció que se acercaba su
fin.
Do–
bló visibleme·nre los ardientes esfuerzos de su fervor ;
y
como su gran debilidad no le permitiese celebrar todos los
diJs el Santo Sacrificio de la Misa , se hacia llevar
á
1a
l glc ia para asistir
a
él.
Finalmente , el Miércoles. Santo del
aiio de r
I09.,
que cayó en
2
r. de Abril , estando ten ...
dido sobre la ceniza , y cubierto con un · áspero siiicio,
miénri-ls le leían la Pasim1 del Senor, rindió en·sus manos
dulcísimJ.mente aquel Bienaventurado Espíritu
á
los diez
y
seis años de Arzobispo,
y
á
los setenta y seis de sn vida.
Los muchos milagros que hizo Anselmo en vida ·,
y
los que obró Dios en su sepulcro despues de muerto, le
hiciérmf célebre, ·
y
glorioso. Consérvanse sus reliquias en
diversa
s Iglesias , como en Colonia·, Praga ,
y
Bolonia en
Italia,
y.enAmberes estan expuestas
á
la pública veneradon.
La Iglesia le venera cono
a
uno
~e
sus mas ilustres Doc–
tores ,
y
en sus esn-i os nos dexó eternps monumentos
de su ingenio de su piedad,
y
de su sabiduría.
La
Misa
es m honra
el
Santo
,
y
la Oracio1z
la que
u
sigzu.
D
Eus qui populo tuo
tttern~t
sa!utis B eat um Ansdmum
ministrum tribuisti;prtestaqute–
sumus
,
ut quem Doctorem vit.e
lzabuimus
in.
terris, intercesso–
r(m h<1be1'e
meream}lr in
cceiis.
Per
Dominmn
11ostrum, &c.
O
Dios , que ·hiciste al Bien–
aventurado Anselmo
P1111IS–
tro de la eterna salvacion de tu pue–
blo : suplicámoste nos concedas gue
merezcamos
tener por
intercesor
en el Cielo al que
tu vimos por
Maestro ,
y
por Doctor en la tier–
ra. Por
nue~tro
Señor
Jesu-Chris–
to, &c. ·
.'l!:a
Epl!tola es de la segu-nda del Apóstol San Pablo
á
Timotheo,
cap.
4•
C
'Harissime
:
Testificar coram
Deo,
S
Jeru
Christo, qui
j udicaturur
ert
v ivor,
&
mor–
w os, per adven:um iptius,
&
rcgnum ejus
:
pr~dicfl
verbum,
itu-
C
Arísimo: yo te conjuro delan–
te de Dios, y de Jesu-Chris–
to, que ha de juzgar á
los
vivos ,
y
á los muertos, por su adven imiento,
y Reyno,
que
prediques la
palabra
.
(d~