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DIA XXI.

375

vo lustre

á

sn eminente virtnd,

y

para que brillase mas aque-–

lla ardiente

carid~d,

que fné siempre el carácter de nues..

tro Santo. Dióle grandes ocasiones para que la exercitase

durante

el

tie~11

po de su Pontificado el Emperador Marco

Aurelio por la cruel

pers~cucion

que excitó contra los Chris–

tianos. No fué solo Roma el teatro donde triunfó lapa-–

ciencia de los Fieles ;

todo el mundo fué testigo ,

y

i

un

mismo tiempo admirador de su magnanimidad,

y

de

su

con~tancia.

Unos enterrados vivos en profundos calabo–

zos , oprimidos con

el

peso de los hierros ; otros sepul-–

tados en las minas ; estos despedazados en los cadalsos; aque ...

llos expuestos á las fieras en los anfiteatros : éste era

el

espectáculo que ofrecian

á

los ojos del mundo los Chris-–

tianos, quando San Sotero se encargó del gobierno de la

Igle ~ia

; con que tuvo ocasion de emplear toda su vigi ..

lancia,

y

su desvelo en descubrir las necesidades espiritua...

les ,

y

corporales de aquellos Santos Confesores ,

y

todo

su

zelo en remediarlas.

Excediendo

á_

la caridad de los Santos Pontífices

sus

pt•e..;

decesores , ó siendo mas feliz en los medios de explicar..

la , no omitió diJio-enda alguna para recoger quantas Iin1os...

nas pudo , en i-ándola-s como las envió á las Iglesias de di...

ferentes Ciudades , acompañadas de instrucciones

muy

sa–

lud,lbles en las cartas que .las escribía , en que exhortaba

á

los Fieles

á

mantenerse firmes en la Fe,

á

vivir unidos en–

tre sí , con los Cbispos ,

y

Pastores que

los goberna–

ban,

á

sufrir con paciencia ,

y

aun con alegría las crue..

les per. ecudones,

y

tormentos , que padecían por amor

de Jesn-Chdsto,

y

que les meredan la corona del martyrio.

Pero el que

a

í

atendia

á

que se _comunicasen los efec...

tos de su caridad hasta los últimos ángnlos del mundo, ¿có.._

mo podia olvidar

á

los que estaban padeciendo , digámos–

~tl

así , delante de sus mismos ojos , y

á

su vista! Era, pues)

digno de la mayor admiracion ver aquel gran Papa opri·

mido de años, y de trabajos, buscar en persona

á

los Chris–

ti.mos de t tro de las cavernas, y lugares subterráneos, alen–

tad

s

con sus palabras , animarlos con

sus exemplos ,

y

m.mtenerlos con sus continuas

Iin1osr.as.

Aun...