1
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s
t
C A P I T U L 0 VI I.
59
Ir
Ven
i ,
d ileCl:e mi , egre–
diam
ur
in agrum , commoremur
in villis.
I 2
Mane surgamus ad vi–
neas , videarnus si floruit vinea,
si flares fructus parturiunt , si
floruerunt mala punica : ibi da–
bo tibi ubera mea.
rentes de-la Esposa: en el primero su pri–
mera institucion o como formacion : en el
segundo
los
progresos que ha hecho : y en
el
tercero que es el presente ; sn perfec–
cion, en el que dice: Yo si aIgo soy, por
beneficio de mi amado
lo soy
:
y qnando
se
ha
vnelto a ml, ha sido para dirseme
todo , mostrandome su deseo, y el gran–
de amor qne me tiene. Todo se volvio
a
mf y se me di6 a mf , quando tom6 car–
ne para salvarme : todo se volvi6 a ml
y
se me di6 a ml , quando instituy6 el Sa–
cramento de su Cuerpo y Sangre para a–
Jimenrarme y enriquecerme : todo se vol–
vi6
a ml
y
se me di6 a mf , quando der–
ram6, toda su Sangre para redimirme;
y
todo lo qne ahora veis que me hermosea
y enriquece, todo es suyo, y todo lo de–
bo a los beoignos influxos de so gracia.
BossuET pone aquf fin al dia quinto.
1
En prueba de! graode amor que tie–
ne a so Esposo , pues acaba de declarar
que es toda suya , le convida a salir a la
campafia, para poder allf fuera del bul.ticio
gozar de sos amores , y emplearse en el
cuhivo
y
cuidado de· sos campos. El
e–
fell'o infalible de
sta fotima union de
la
Esposa con el Esposo , es de trabajar en
el
cultivo de! campo del Senor o de las
almas. La Iglesia penetrada del amor de
su Santo Esposo , desea comm1icar a los
otros el bien de que ella goza. Mas como
sabe que no es el que planta ni el que rie–
ga, sino solo Dios el que hace qne crezca
y
~dre
lo que se ha plantado ; por eso
le
ruega que salga al campo con ella.
Pa–
rece quc como cansada ya
y
fastidiada de
vivir en medio de! tumulto
y
de la muche–
dumbre , deseosa de la soledad le propo–
ne un nuevo gei1ero de vida , que es la de
salir fuera de poblado, para vivir de asien–
to
en las g ranjas o casas de campo.
Eu
lo
Tom.
VI.
•
I I
.
Ven, amado mio , salga–
mo al earnpo, hagamos nuest
a
morada en las granjas
z.
12
Levantem.onos de mafia–
na para ir a las vifias, veamos si
flor
eciola vifia, si m
uestran fruto
las
fl.ores, si estan en fl.or los gra–
nados
2
:
all! te dare LJis pechos.
que sin dud.a se recomi enda Ia santa resolu...
cion de aqucllos Solitarios
y
Anacoretas,
que por en tregarse mas libremente a la
con~
templacion
y
amor de! Di vino Esposo, se
retiraro n de! mundo, y huyeron a lo mas
escondido de los desiertos. Puede t am–
bicn cada uno quando la necesidad le o–
bligue a vivir en pobl ado, formar dentro
de s! mismo una soledad , separandose
con el corazon
y
afetl:o de
t~d os
los ob–
jetos de Ia vanidad y de la corrupcion del
siglo ;· pues en esto consiste la verd adera
separacion
d~ l
mundo,
y
de este modo
dar lugar solamente en su corazon al que
es el solo du efio de
el '
que le ll ena ra
de divinas e inefables consolaciones. Se
da tambien aqui una importante leccio n a
los que se emplean en predicar la palabra
de Dios , para que sin hacer dlstincion de
person as , se apliquen principalmen te .,.
•
instruir
a
los
m as
rudos , incultos y oe–
cesitados , como son freqiientemente los
que viven en las Aldeas , granjas
y
easas
de campo.
s
H ablando la Esposa al Esposo de
esta manera , no solamente da rnu estras
de so grande ardor por trabajar, sino que
al rnismo tierrtpo le pide su asistencia; sin
la
que nada puede hacer , y que bendiga
sos tareas y le comun1que su luz , para
Htcerle ver el estado de la vifia , si las flo–
res producen los frutos ,
y
si brotan o a–
puntah las granadas. En donde se debe
observar que no dice : Me le' antare
y
'Vere , sino nos levanta remos
y
veremos;
como que no vera ella sola las cosas de
que habla , sino ju11t amente con su Espo ...
so , que es el que le ha de comunicar la
lu~ ,
para no errar ni engafiarse en sus jui–
cios.
Toda la ocu pacioi.i de la Iglesia ha.
sido d esde el priocipio'
y
sera en toda la
serie de los sig los ver sin ce sar los diver-
H
2