CAPITULO
VIII.
tavi te :
ibi corrupta est
mater
tua ,
-ibi
viola
ta
est genitrix
tua.
6
Pone me
ut
signaculum
super cor tuurn ,
ut signaculum
pitiendo la sentencia como sueie. Quiere
decir : No eres extrangero , porque ; de
alli eres natural ,
y
alll te pario
tu
madre,
y
alll te desperre y encendi
en~i
amor;
y
porque este amor me ha hecho t an di–
chosa ' gozando del bien que por el go–
:zo;. bendigo aquel dia y aquel!a hora,
y
el lugar donde tu me amaste . . Los Santos
P adres entienden por este arbol o lefi.o,
b;ixo 1 qual
el
Esposo despert6 y resu–
cit6 a I. Esposa, el saoto Jeno de Ia Cruz,
como dit iendola : Debaxo de! irbol de mi
Cruz te levante, te di vida, y te resucite a
ti,
o Esp.osa mia, cnya mad re Eva baxo
de otro arbol hallo
la
corrupcion y
la
mue.rte, no solo
la
suya propia , sino la
de toda su
posterid~d .
T ai foe tu salud,
.tu vida y
tu
renovaci on.
.
.
•
Sigue el Esposo amaestrando a la
Esposa, y explid.ndole las condiciones y
leyes del verdadero amor. Para lo qual
compendiaremos aqu1 la exposicion del
M. LEON, que es excelente: Y pues tu,
Esposa mia , t arito me debes , y
te he
dado muestras tan claras de quinto te a–
mo , y quinto he penado por tus amo-
1·es; te encargo particularmente, que nun–
ca me dexes de tu corazon , ni de amar–
me : de manera que tu corazon teoga es–
culpida en s1 mi imi gen , y no la de otro
ninguno. Haz qne yo este en el. tan fir–
me , como esta la figura en el se,Uo , que
esti siempre en. el s· mudarse ; y todo
qnanto se imprime en el sale de una· mis–
ma fi.gara : as! qniero yo que en tu cora–
zon no haya otra imigen mas que la mia,
ni que tus pensamientos impriman en
el
otro que a ml; y primero le hagan peda–
:;i;os , que le puedan hace r mudar el retra–
to
que
en s1 tiene mio. Y no solo deseo
que me raigas en tu corazon y pensa–
miento; mas tambien de fuera quiero que
no mires otra cosa, ni oigas otra cosa, si–
no a tu Esposo , y q ue todo te p arezca
que soy yo, y que alll estoy yo;
y
esto
hacerlohas, trayendome siempre delante
tus ojos , como los que usan sellar
~us
se–
cretos y sus escri turas, que porque n a-
Tom. VI.
alli
foe
con tamjnada
tu
madre
alH
foe
violada
la
que te engendr6:
6
Ponme como sello sobre
tu corazon , .como
sello
x
so-
die las hurte
y
falsee , el sello le traen
siempre consiaJ> en alg una sortija
en
la
m ano , de manera que siempre
en su se–
Jlo. Y sabe , Esposa , que tengo razon de
pedirte esto, por lo qne he hecho por ti,
por causa del amor tuyo que esta en mi
pecho , el qua! es tan fuerte ,
.Y
me ha
forzado tanto sin poderlo resistir , qne la
muerte , contra quien no se ve defensa
humana , no es mas fuerte que el amor
que yo te tengo; ha hecho esro mismo de
ml, y
lo que ha querido , como la mu er–
te h ace su volunt ad con los hombr es , sin
ser ellos p arte para defenderse de ella. El
zelo
~que
he tenido de tu bien me ha pues–
to en tantas fatigas y afanes : pol' eso ten
cuenta de amarme solo , asi como solo
lo merezco. por el encendido amor que
te tengo. Las bras as de amor qu e arden
en mi -pecho, son. brasas vivas y de foe r–
te llama : mayor y mas ardictte fuego es
este ' que el que aca
se
usa ; porque el
fuego de aca ,
C0ll
echarle. Un poco de a–
gua se apaga ; mas el
fuego del amor
vence a tod as las ag1:1as : echanle agua,
arde mas y se embravece mas, aunque se
derramasen sobre el los rios enteros. Por
que tan fuerte es el amor , que no bas ta
todo el poder de la tierra para
ven~er
lo , ni tampoco se quiere dexar veneer
por d adivas ni por
riquezas ,_ pues no
se abate a nada de esto el amor por su
gran magestad. Es esto en t anto extre–
ma, que si un hombre qµi ere resca t ar del
amor , quando el cautiva a uno, y le die–
se qu antas riquezas y haberes ti ene en su
casa
~
aunque fuese
el
mas i·ico , no ha–
ria aprecio de ellas , y d esecharia de s1
al qu e se l as ofreciese con g1·and e des–
precio ,
y
le hari a servir por fuerz
; de
rnanera -que el amor es senor muy fuerte
e inexpugn able , qu ando h a tornado po–
sesion en el corazon de aiguno. Todo lo
qua! en un sentido espiritual se puede a–
pl icar muy faci lmente al amor p erfi
ao
que Dios pide a las almas que han de dar
mu estra d e que verdaderament
le ama n,
y h an d e vivir e n obras de sauta caridad.
I
•
•