C A P I T U L 0 V I.
SI
greditur quasi aurora consur–
g·ens , pulchra ut Luna, eleeta ut
Sol , te rr ibilis ut castrorum aci es
ordinata?
IO
Descendi in hortum nu–
cum , ut viderem poma conval–
Iium , et inspicerem si fioruisset
vinea ,
et
germinassent mala
punica.
11
N esci vi : anirna mea con–
turbavit me propter quadrigas
Aminadab.
dos e terrible a Ios d emonios , a los falsos
sabi°os, ya los Tyranos enemigos de la
fe,
con su invencible fortale2la , y con la ma–
ravill osa y Celestial constancia de que
foe
revestida de Jo alto.
i
Aunque muchos ponen estas p ala–
bras· e n boca de la Esposa , vienen mas
n ~ turales
en la def Esposo, respo nd iendo
en e ll as a la sec reta queja que verisfmil–
m ente se presume rene r la E sposa de el,
por haber llegado a su puerta , y ll ami–
dola , y d espues p asidose de largo , de
donde naci6 andar ella p erd ida busdn–
d ole. A lo qua!, como ganindola por la
m auo , responde , que como se tard6 en
abrirle , quiso ver el estado de su huer to
entretan to, y provee r a lo que era nece–
sario : y con esta disculpa vienen may
a
p roposito las palabras que se siguen.
M.
L EON .
Po r
huerto d e nogales,
se entiende
Un lt1gar plantado de a rboJ es, caya fruta
es de ciscara du.
como las nueces :
y
en las
manzanas
se entienden las que la
ti enen tierna y d elicada. En l'os valles,
como lugares mas baxos, y qae tienen el
ag ua en mayor abund ancia , es en donde
se crian ,mejo r las fr uras . En es ras p alabtas
se
representan las dos Iglesias , la an tigu a
y
la
nueva. Jesu Christo vino a la Syna–
goga ,
y
manifestaodose como verdade–
ro
Messfas, cumpli6 todas las figuras y
Prophecfas que hablaban de el ,
y
gue–
br6 la corteza de la n uez , ap ar tando el
velo de la l etra . Vino prin cipalmente a
visi tar en la Syn agoga los i rbol es d e
fru–
to pla ntados en los valles , es to es , a–
quell as almas humiJdes que h abia d entro
Tom.
VI.
cha como el alba al levantar e
,
hermosa como la Luna , escogida
como el Sol , terrible como un
exerc ito en orden de
ba
taJla?
10
D escend.£
al
huerco de
los
nogales , pa ra ver las manzanas
de los vall es ,
y
observar si es–
taba
en c1er ne la vifia
y
habian
brotado los granados
r.
11
No lo supe: turb6rne mi
anima por los Carros de Amina–
dab
2
•
d e la Synagoga ,
y
que con gran4e ansia
d eseaban su venid a. Vino p ara ver si su
viiia , que es la c asa de I srael, l sAI.
v.
7.
habia .fiorecido ; y
h a ll a n~o
que era
muy corto
e~
fruro q ue prometi a , des–
pues d e haberl a cultivado con g rande pa–
ciencia y mansedumbte t an to ti empo , es–
cogi6 de aquel Pueb lo los q ue dab:m es–
p er:rnza de copiosfsimo
fr~o,
los mas
hu–
mildes y pobres , que fueron sus Ap6s–
t o les y p rimero s Disdpulos. En estos ,
fi–
gurad os por los g ran ados ; hall o 1lo res el
Esposo , que for mindose en frutos muy
sazonados
y
copiosos , !O's comunicaron
d espues por toda la redond ez de la ti er–
r a , extendi endo por t oda ella la luz ,
la
verdad
y
la dul zura de l Evan gel io.
~
R espo nde la Esposa, di ciendo: No
sabia que habi as descc nd ido al huerto de
los nogales ; porque si esto hubiera sabido
hubiera salido d e un grande cuidado.
Te–
rn!
no ett contrases , and ando d e noche
y
a
deshora , con los carros d e Aminad i b,
y
que te niendote por algun malhechor,
flJises por el maltr at ado
y-
heri do . Entre
rnuch (J s se ntidos qu e se cl an a estas p ala–
bras , nds
ha
p arecido prop io este , que
si tve p ara unir· mejor e l alegori
y pro–
phetico q ne seguimos.
A mina
ab
,
que
en el Hebreo se lee di vid id o en dos pala–
bras
:l ~'"!~ ~'? Y
nghamm{nadhfbh,
o sea
de
mi
P ueblo volzlntario ,
se exp lica tambi cn
por muchos I nterpretes como apel ati vo,
y
no como nombre prnpio d e persona
o
de luga r. E sto supu es to, la Sy nagoga,
que seg un e l O raculo de los P ropheras
y
de S.
PABLO,
se convertira al£UO di a,
y
G'.1-