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50

EL CANTICO DE LOS CANTICOS.

derunt

earn

filiae , et beatissi–

rnam praedicaverunt : Reginae

et

con c;: ubinae ,

et

laudaverunt

ea rn.

9

i

Quae

est ista , quae pro-

ti en la ti ·r a es unica

y

escogida ; por–

qt!e mi entra'" vi ve d est errada de su pa–

tri a , se for m.l> (rni c:unente sabre e l mode–

Jo d e t a! madre , que goz a ya de uaa ma–

nera tan perfccb de! Esposo , y que pro–

cura todos los d ias siguicndo su doB:rina

e imitando sus exemplos, bacerse digna

de reyn :ir como ell a con

J

esu Christo.

'

Con cuy as palabras da nuevo real–

ce a la hermosura de.

la

Esposa ,

y

se

mu estra la preferencia que tenia sabre la

d e tod as' las otras ; pues estas , lejos de

envidtarla,

y

lejos de mostrirsele riva–

Jes ,

cono~iendose

vencidas , ell as mismas

son las primeras que celebran

y

publican

sus al abanzas, llenas de embeleso, de ad-

111iracio11

y

de asombro. En lo que se nos

d a a cntender , que todas , aunque en di–

ferenies gradgs, no tienen otra mira que

l a felicid ad

y

perfeccioo de esta paloma.

Y .como es n atural desear uo estado que

se rec.:onoce ser feliz ,

y .

hacer todo el

empuje

y

esfuerzo para llegar a alcanzar-

• Jo ; por eso quando publican los elogios

de la paloma , desean tambi e n ellas mis–

mas participar las gracias

y

la hermosura

de esta paloma ,

y

gozar de aquello mis–

mo que tanto las arrebata

y

alaban. A–

qui pone fin BosUET al quarto dia.

2

D espu es de l1aber hecho ve·r que Ja

Esposa excedi a a todas las mugeres en her–

mosura , p asa hora a d ar a esta un nuevo

realce, compari ndol a por medio de una

graciosa

auxesis

o

incremento : prime–

ramente coo el alba, quando risueiia ilpa–

r ece

y

di sipa las tiniebl as de la noche:

des pue~.

con la Luna , que se muesrra

t an heg nosa

y

respl andeciente entre los

demas astros :

y

luego con el Sol , que

es el Principe de la luz , de quien la re–

ciben los otros cuerpos luminosos :

y

ut–

timJmenre mu estra, que esta hermosqra

v a acompanada d e tanra gravedad

y

ma–

gestad ' que

110

parece sino un exercito

pues to en orden de batall a ' q ue a todos

p one t emor

y

reverencia. L a I g le sia es

gendro. Vieronla las hijas

1

,

y

la

llamaron

muy

bienaventurada:

las

Reynas

y

las

demas muge–

res ,

y

loaronla.

9

i

Quien es esta

2

,

q~e

mar-

para los pecadores e imperfeB:os , como

una auror , que sale d is ipa ndo las ti nie–

blas de la noche ,

y

promeriendol es la luz

y

claridad del Sol

y

d el dia: para los que

van adelantand o en el estudio de las vir–

tudes , es una Luna llen a que brilla en

medio d el Cielo , para que -puedan cami–

nar sin tropiezo en med ia de la mayor

obscuridad: para los perfeB:os es escogida

o hermosa como el Sol , obscureci endo

coo su luz todas las estrellas, alurnb rarido,

'/

aleg rando

y

adornando todo e.l muodo,

d ando calor, vida

y

focundid ad a todas

las cosas ,

y

tan adornada de g racias por

su Esposo con ta! copia, q ue puede enri–

quecer a otros con sus virtudes, instruc–

cion

y

exhortaciones. Y sobre todo, pues-

ta siempre en 6 rden de batalla, sc mue£tra

a sos enemigos tan terrible, que hace inu–

tiles

SUS

COrrerias, maquinas

y

asechanzas,,

quebrantando· sus fuerzas

y

todo el poder

de sus armas;

y

se Jes presenta siempre in–

vencible

y

llena de nuevo esfoerzo. Pue-

den tambien registrarse aqui los prog resos

que habi a de hacer

la

Iglesia Esposa de

Jesu Christo. Fue como la aurora todo a–

quel tiempo en que los Apostoles

y

D isd–

pulos de! Senor escucbabao la Celestial

doCl:rina de su Divina Maestro , con que

eran disipad as las tinieblas de su igaoran-

c ia ,

y

sus corazone

:lOco a poco se iban

despe rrando , para ver de lleno la luz de

la verd ...i d , e inflamaodose en el amor d e

las virtudes. Quando !!ego el di a g rande

de Penrecostes , Ia Iglesia parecio como

una .Luna en todo su lleno ;

y

en med io

de un mundo ·ciego , perverso e ido!a-

tra, comenizo a dar todo su respl and or e::n

la

pureza de las costumbres, eil

la<

santi -

d ad de Ia vid a ,

y

en

Ia

priCl:ica

y

exer–

ci cio de las bueoas obras. En el mi smo a–

p areci6 hermosa

y

escog id a como el Sol,

por su extraordinaria sabidurfa , por su

a rdent lsima caridad,

y

comeaz6

fl

d erra-

mar su luz ,

y

a encender por todas par-

t es el fuego

de

que estaba llena ,

haciea-