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CAPIT.ULO
XVI.
2r5
de , su pe-
ct secundum
intelleCl:um pere–
grinationis ipsius.
16
Non dicas: A Deo abs–
condar,
i
et ex summo quis mei
memorabitur?
17
In Populo magno
non
agnoscar :
i
quae est enim ani–
ma mea in tam immensa crea–
tura?
18
Ecce Caelum et Caeli
·Caelorum , abyssus , et uni ver–
sa terra, et quae in eis sunt , in
conspeCl:u
illius
commovebun–
tur,
l
9 ·
Montes simul et coll
es
et
fun damenta terrae : cum con–
spexerit illa Deus , tremore con...
cutientur.
20
Et in omnibus his fnsen–
satum est cor : et e>mne cor in–
telligitur ab illo:
2
r
i
Et vias illius quis in
tel~
ligit , et procellam , quam nee
oculus videbit hominis?
~
2
Nam plurima illius ope–
ra sunt in absconsis :
i
sed opera
iustitiae eius quis enunciabit
?
i
aut quis sustinebit? Longe enim
est testamentum a quibusdam,
de las tinieblas
con un
diamante
por
med io del Sol ; a q ,· en por semejanza
compara con el diamante.
1.
D espues de haber refotado el error
de los que refondian en Dios la causa del
pecado, continua ahora en confondir a los
que negaban
SU
providencia , como sino
se cuidase de las cosas de ad. baxo.
ii
Vease
JoB xxn.
r4.
· 3
;,
gue mundo compone un hombre–
cillo, comparado con todos los de todas
las
N
aciones?
·
4
Los mas altos Cielos:
el abysmo,
la
mar.
s
Seran -quebrantados.
~
Y sierrdo esto asi , y no pudiendo
.dexar de conocerlo el pecador, no entra
segun
la
prudencia
reg rinacion.
16
No digas
1
:
Esconderme–
he de Dios , 2
y
oesde lo alto
:i
q uien se acordara de
mi?
17
Entre un grande Pueblo
i:o.
sere
' nocido
3
:
2 pues
mi
an1ma que
s
entre tantas cria–
turas?
18
He
aqui'.
el Cielo
y
los
Cielos de los ·Cielas
4 ,
el abys–
mo, y toda la tierra , y las co–
sas que hay en ellos, en su
pr~sencia se conmoveran ,
·
19
Asimismo
las montes y
las collados y los cimientos de
la
tierra : quando Dios los mira–
re ,
se estremeceran
s
de temblor.
20
Y
en medio de todo esto
6
no entra en cord ura
el corazon:
mas
el
penetra todo
coraz.on:21
i
Y
quien entiende
sus
ca–
minos , y
la
tempesta~
,
la
que
ojo de hombre
'l
nunca vera?
2 2
Porque las mas de
las
o–
bras, de
~l
son escondidas :
i
y
quien contara las obras de su jus–
ticia?
~
o quien
las
sufrira? Por–
q
ue sus decretos
8
lejos
estan
de
en cordura , para
~ensar
qae no puede
escood erse a aJluel que penet
ra los cora–
zones de todos. El Gri ego
'>
I.alf.7r'
av–
-rois oiJ
0'1avo11 0~crs-rai
ltapd'ta
, yde estas
cosas
no hara
el
corazon
del hombre
la
esti..
ion
que convieoe : o no formari
p eosamieotos dignos de estas cosas.
7
Ni
eotenderi , porque sus causas
se encierran en los thesoros
esco~idos
de Dios.
Psalm.
cxxx1v.
7.
J on xxxvur.
a
Su
L ey , su disposicion , su decre–
to de dar a cada uno segun sus obras es–
ti
lejos de muchos , porqoe no piensan
en esto . Sepan pues y tengan eotendido,
que el examen , el juicio de cada uno se
hara en su consumacion , en la hora de
su moerte
~
y
que em6nces irrevocable-