CAP 1 TUL O X l.
CAPITULO XI.
,Salom1n se dexa lle'/Jar de las mugeres extrangeras, y adora sus ídolos.
T
el Señor le despierta tres enemigos
mt!f
poderosos
;
y promete a Je–
roboam por medio del Propheta Ahfas el Reyno de las diez Tribus.
Muere Salomón,
y
le sucede su hijo Roboam.
1
Rex autem Salomon ."
adamavit mulieres alienígenas
multas , filiam quoque Pharao–
nis ,
et
Moabitidas et Aromo–
nítidas , ldumaeas , et Sidonias
et Hethaeas :
2
De gentibus , super quibus
dixit Dominus filiis Israel: Non
6
ingrediemini ad eas, neque de
illis ingredientur ad vestras : cer–
tissíme enim avertent eorda ve–
stra ut sequamini deos earum.
His itaque copulatus est Salo–
mon ardentissimo atpore.
3 Fueruntque ei uxeres qua–
si Reginae septingentae, et con–
cubinae trecentae : et.averterunt
.mulieres cor eius.
4 Cumque ·am esset senex
depravatum est
eius per mu–
lieres , ut sequeretur deos
ali~-
1
En estas breves
palabras.seinsinuan
,tres pecadqs en Salomón. El piimero en
haber amado con excesiva pasion a las
m.ugercs, v.
'2.
El segundo en haber to–
llr.ldo mugeres extrangeras , contra lo que
la
L.eymandaba.
Exod.
XXXIV.
16. Y
el
tercero en haber multiplicado con tanto
cxc~o
el nÍlmero de estas, faltando tam–
hien a la Ley, en esta parte.
Deuteronom.
XVIl,
• La sabiduría que se le habia conce–
dido abandonó del todo su corazon , por–
que no le sujetó la vara de la tribu–
lacion.
S.
ÜREGOR.
Pastor. Part.
III.
1
Mas el Rey Salomón se
aficionó a muchas ,f,fnugeres ex–
trangeras
1
,
tambieÁta la hija de
Pharaón , y a las ó\.tgeres de
Moáb y de Amón , de la Iduméa,
y
de Sidón y de los Hethéos:
-2
De las Naciones, de las que
~i~o
el Señor a los hijos de lsraél:
Nó tomareis sus mugeres , ni ellos
tomarán las vuestras ; porque cer–
tísimamente trastornarán vues-–
tro C11>11azon para que sigais sus
dioses. A estas pues se nnió Sa–
lomón con extremado amor.
3 Y tuvo setecientas mugeres
que eran como Reynas , y tres–
cientas concubinas ; y las mu–
geres pervirtieron su corazon.
4 Y quando él era ya ancia–
no se depravó su corazon
2
por las
mugeres, hasta seguir
3
l9s dioses
3
(Quién hubiera jamas pensado que
tan buenos principios habian de ser des–
honrados con ua fin tan vergonzoso
y
fu–
nesto hácia los cincuenta años? ¿Qué hom–
bres habrá que puedan contar con sus
propia' luces , y con sus disposiciones
presentes, en visra· de la deplorable caida
de un Rey tan ilustrado , tan sabio,
y
que tuvo tan grandes sentimientos de DioSc
y
de la virtud? Pero si la piedad de Salo·
món nos ha servido de edificacion, sírva–
nos su impiedad de escarmiento para ha–
cernos temer de las menores infidelidades
hácia un Dios tan zeloso de su honra.
a Deuteron. x.v.r.r.
17.
Eccli.
XLVII.
21.
Tom.lll.
b Exod.
xxxrv.
16.
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