C A P 1 T U L O X.
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C A P I T U L 'O X.
[.a Reyrztl Sahá viene a ver al Rey Salomón; admira su sahidurfa _,
magnificeru:ia, y le hace muy grandes presentes.
I
Sed
a
et Regina Saba ' au–
dita fama Salomonis , in nomine
Domini , venit tentare eum in
aenigmatibus.
r Mas aun la Reyna Sabá
r,
habiendo oido la fama de Salomón,
en el nombre del Señor
2
;
vino a en–
sayarle con qüestion· obscuras
3,
~~
Ciudad o region en la Arabia Fe–
liz , que tomó el nombre de Sabá hi–
jo de Regma , nieto de Cus , y biznie–
to de Cam : otros quieren que lo to–
mase de Sabá hijo de J eél:án , y nieto
de Hebér.
Genes.
x.
Pero parece mas
verisímil que se llamó así de Sabá hi–
jo de Regma
1
y hermano de Dan o
Dedán. Porque en
EzEQUIEL xxxvrn.
13.
se juntan los dos nombres Sabá
y
De–
dán . Véase tambien el
P.M(¡n . LXX
r.
ro.
Ni se opone a esto que
e¡~
.
M¡~.
T11EO
x1r.
y en S. LucAS
XI.
es ll-a ada
Re:Y–
J·Ia
del Austro
o del mediodía , y se
<Ir–
ce que vino de los últimos términos
de la tierra. Porque la Ar- la Fe iz res–
peélo de la Judéa Cliecllna almediocf ;
y
en phrase
de~,.Ia
E critura las regio–
nes distantes que
lían por término la
mar , se llaman los
C
inos de las tier–
ras o del mundQ , como se llama to–
davía en España el cabo de
Finistilr–
r.ae.
Todo lo qua! no puede convenir
a
la Ethiópia, que está en el Africá ba–
xo de la línea equinoccial , ni ·allí se ha
conocido Ciudad o region con el nom–
bre de Sabá , de que se haga mencion
.en la sagrada
Escr~rura
1
o en algun otro
Escritor. Fuera de que los presentes de
.oro , de plata , de aromas
y
de pie–
dras preciosas que hizo esta Reyna a
Salomón , se hallan mas facilmente en
la
Arabia Feliz , que en la Ethiópia.
Véase S.
GEReNYMO
in Cap.
LX.
Isaiac.
J
esu Christo alabó la solicitud de esta
Reyna en pasar a oir la sabiduría de
Salomón , dando en rostro al mismo
tiempc;> a los Phariséos , de que tenien-
do en medio de ellos a aquel de quien
Salomón solamente era sombra y
figu~
ra ; que Je veían con sus ojos , y eran
testigos de sus milagros , convidándo–
los a recibir su luz
y
gracia , se
obs~
titltban en no querer escucharle. S.
Lu–
OAS
xr.
3
t.
Pero si los Judíos son
cuJ~
pables por haberle desechado aunque no
le conocían ,
¡
qué excusa podrán tener
los que haciendo alarde de conocerle,
rehusan escuchar )as palabras de vida
eterna que él les anuncia?
H ebr. r r.
3·
• Unos juntan estas ¡¡alabras con las
que preceden , y dan este sentido : Ha–
biendo ordo hablar de la grande repu–
tacion que SalomÓn se
h~bia
adquirido
por todo )o que hacia en el
1wmbre,
o
a gloria·
del Señor.
Y
este sentido está
expreso en la version de los
L XX .
Otros
las unen con las que siguen :
Vil:o
e1t
el nombre del Señor
,
esto es , J,>Or parti–
cular movimiento e iosplracion del Señor.
Y
de aquí es sin duda que muchos Padres
e Intérpretes sienten que por este medio la
habia rraido a su verdadero aonocimien–
to , para que fuese una viva im,ígen de
la Iglesia de J esu Christo , y de la vo–
caclon de los Gentiles.
3
MS.
3·
Co~z
adevinanzas. AcQS–
tumbraban los Pueblos Orien,tales hacer
prueba de los ingenios con qiiestiones
y
preguntas obscuras , proponiendo pre–
mios a los que las desatasen co n expedi–
cion. De lo qua! tenemos un ex,emplo en
las bodas de Samsón.
lüdic. x¡v.
1 2 .
Es
probable que las qiiestiones que propu–
siese ·a Salomón la Reyna Sabá fuesen
ya de política ,
ya
de cosas naturales ...
11
r r. Paralip.
IX.
x.
Mattóaei
XlJ.
42.
Lucae
xi.
31 .
Tom.II~.
Yy2.