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C A P 1 T U L O X.

355

C A P I T U L 'O X.

[.a Reyrztl Sahá viene a ver al Rey Salomón; admira su sahidurfa _,

magnificeru:ia, y le hace muy grandes presentes.

I

Sed

a

et Regina Saba ' au–

dita fama Salomonis , in nomine

Domini , venit tentare eum in

aenigmatibus.

r Mas aun la Reyna Sabá

r,

habiendo oido la fama de Salomón,

en el nombre del Señor

2

;

vino a en–

sayarle con qüestion· obscuras

3,

~~

Ciudad o region en la Arabia Fe–

liz , que tomó el nombre de Sabá hi–

jo de Regma , nieto de Cus , y biznie–

to de Cam : otros quieren que lo to–

mase de Sabá hijo de J eél:án , y nieto

de Hebér.

Genes.

x.

Pero parece mas

verisímil que se llamó así de Sabá hi–

jo de Regma

1

y hermano de Dan o

Dedán. Porque en

EzEQUIEL xxxvrn.

13.

se juntan los dos nombres Sabá

y

De–

dán . Véase tambien el

P.M(¡n . LXX

r.

ro.

Ni se opone a esto que

e¡~

.

M¡~.

T11EO

x1r.

y en S. LucAS

XI.

es ll-a ada

Re:Y–

J·Ia

del Austro

o del mediodía , y se

<Ir–

ce que vino de los últimos términos

de la tierra. Porque la Ar- la Fe iz res–

peélo de la Judéa Cliecllna almediocf ;

y

en phrase

de~,.Ia

E critura las regio–

nes distantes que

lían por término la

mar , se llaman los

C

inos de las tier–

ras o del mundQ , como se llama to–

davía en España el cabo de

Finistilr–

r.ae

.

Todo lo qua! no puede convenir

a

la Ethiópia, que está en el Africá ba–

xo de la línea equinoccial , ni ·allí se ha

conocido Ciudad o region con el nom–

bre de Sabá , de que se haga mencion

.en la sagrada

Escr~rura

1

o en algun otro

Escritor. Fuera de que los presentes de

.oro , de plata , de aromas

y

de pie–

dras preciosas que hizo esta Reyna a

Salomón , se hallan mas facilmente en

la

Arabia Feliz , que en la Ethiópia.

Véase S.

GEReNYMO

in Cap.

LX.

Isaiac.

J

esu Christo alabó la solicitud de esta

Reyna en pasar a oir la sabiduría de

Salomón , dando en rostro al mismo

tiempc;> a los Phariséos , de que tenien-

do en medio de ellos a aquel de quien

Salomón solamente era sombra y

figu~

ra ; que Je veían con sus ojos , y eran

testigos de sus milagros , convidándo–

los a recibir su luz

y

gracia , se

obs~

titltban en no querer escucharle. S.

Lu–

OAS

xr.

3

t.

Pero si los Judíos son

cuJ~

pables por haberle desechado aunque no

le conocían ,

¡

qué excusa podrán tener

los que haciendo alarde de conocerle,

rehusan escuchar )as palabras de vida

eterna que él les anuncia?

H ebr. r r.

• Unos juntan estas ¡¡alabras con las

que preceden , y dan este sentido : Ha–

biendo ordo hablar de la grande repu–

tacion que SalomÓn se

h~bia

adquirido

por todo )o que hacia en el

1wmbre,

o

a gloria·

del Señor.

Y

este sentido está

expreso en la version de los

L XX .

Otros

las unen con las que siguen :

Vil:o

e1t

el nombre del Señor

,

esto es , J,>Or parti–

cular movimiento e iosplracion del Señor.

Y

de aquí es sin duda que muchos Padres

e Intérpretes sienten que por este medio la

habia rraido a su verdadero aonocimien–

to , para que fuese una viva im,ígen de

la Iglesia de J esu Christo , y de la vo–

caclon de los Gentiles.

3

MS.

Co~z

adevinanzas. AcQS–

tumbraban los Pueblos Orien,tales hacer

prueba de los ingenios con qiiestiones

y

preguntas obscuras , proponiendo pre–

mios a los que las desatasen co n expedi–

cion. De lo qua! tenemos un ex,emplo en

las bodas de Samsón.

lüdic. x¡v.

1 2 .

Es

probable que las qiiestiones que propu–

siese ·a Salomón la Reyna Sabá fuesen

ya de política ,

ya

de cosas naturales ...

11

r r. Paralip.

IX.

x.

Mattóaei

XlJ.

42.

Lucae

xi.

31 .

Tom.II

~.

Yy2.