CAPITULO X!I.
ct occisa sunt in terrae motu
nomina hominum septem mil!ia:
et reliqui in timorem sunt mis–
si , et dederunt gloriaw, Deo
Caeli.
14 Vae secundum abiit : et
ecce vae tertium veniet cito.
1
5 E t septimus Angelus tu–
ba cecinit : et faétae sunt vo–
ces magnae in Caelo dicentes:
Faétum est Regnum huiuJ muo–
di , D omini nostri et Christi·
eius , et regnabit in saecula sae–
culorum : Amen.
16 E t vigintiquatuor Senio–
res, qui in
conspeét~u,
D ei se–
dent in sedibus suis ,
C>l
ciderunt
in facies suas, et ac! raverunt{9
D eum, dicent¡!S:
,
17
Gr~tias
agimus tibi,
Do–
mine D eus
omni p~··
ens , qui es
ct qui eras et q\1<
venturus es: "
quia accepisti ., rtutem tuam
magnam , et re • asti.
18 E t iratae sunt Gentes,
et advenit ira tua , et tempus
1
1
En este
y
otros lugares se pone
el
número cierto por el incierto
j
quiere de–
cir: se arruin6 gran parte de la Ciudad.
2
De los que verán esros prodigios,
unos se convertirán ,
y
otros permanece–
rán mas duros
y
ob;tinados. De todos es–
tos los primeros darán gloria a D ios.
J
De los tres que sodiccn en el Cap.
Vlll. 13 .
esto es, de las tres últimas pla-
g.lsque
vendrán sobre
el
mundo.
.
•
De repetidas alabanzas
y
de 4Ccia–
ne:> de gracias ai ..
T
odopadcroso.
s
En el original no se lee esta pala–
bra.
Destruido el reyno
de
la impiedad
y
del
Antcchristo , a quien el Señor matará.
con el Espíritu de su boca
1
refrenada del
todo l,t malicia del antiguo enemigo , que
la h::tbrá
'cxcrcitado
conr~a
el género
hu–
mano : despojado enteramente este
in–
fernal
cspíriru
del
poder
y
dominio que
Tom.ll.dad ' :y en el terremoto murie–
ron siete mil hombres : y los
demas fueron atemorizados ,
y
dieron gloria a Dios del Cie–
lo •.
14 Se pas6 el segundo ay
3 :
y
he aquí el tercer ay venprá presto.
15 Y
el
séptimo Angel toc6
la trompeta : y hubo en el Cielo
grandes voces • que decian : El
Reyno de este mundo se ha he–
chodenuestroSeñor y de su Chris–
to, y reynará en los siglos de los
siglos:
Amen ~-
I6
Y los veinte
y
quatro An–
cianos
6 ,
que delante de Dios
"es~
tán sentados en sus sillas , se pos–
traron sobre sus rostros , y ado–
raro~a
Dios, diciendo :
17 Gracias te damos , Señor
Dios Todopoderoso !}jlue eres
y
que eras y que has de venir: por–
que has recibido tu gran poderío,
y
has entrado en tu Reyno
7,
18 Y se irritaron las Gentes •,
mas ha llegado tu ira, y el tiempo
exercia. sobre las alma! ; entrará jestt
qiuisto en la posesion enrera
y
eterna de
su Reyno.
J.
Corimh.
xv.
2~.
6
En los que· viene a representarse
toda la Corte de los Bienaventurados.
1
Com?
le~m3s.ene1Psa/m. ~o r r.
r.
J
8
Los •wp•os v1ertdo los cast1gos
que
de~arga:réis
sobre ellos
1
se
prcpar:mí.npara !¡aceros la guerra ; pero todos sus
esfuerzos
s~rán
inútiles , porque será lle–
gado
el
tiempo de vuestras venganzas :
el
tiempo en que deben resucitar los muer–
tos para ser juzgados
1
y
para que
a
cada
uno recompenseis segun sus buenas obras.
Los que imerpretan esto de la ruina
de
Roma por Alarico
y
por su exército , han
de
confesar que·aun esta misma era
figuia
de Ja
extrema. desolacion del dia
'del
jui–
cio ,
a
quien están contraídas todas
la5.
ciccunstancias de esta l'rophccía.
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