(
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EPJSTOLA
J.
DEL APOSTOL S. PEDRO.
tuis evangeJizatum est: ut iu–
dicentur quidcm secundum ho–
·m ines in ca rne, vi vant autem
secundum Deum in spiritu.
7
Omnium autcm finis ap–
propinquavit. Estote itaque pru·
d entes, et vigilare in orationi–
bus.
8 Ante omnia autem mu–
tuam in vobismetipsis charita–
tem1continuam habentes: quia •
cha ritas operit multitudinem pec·
catorum.
9 Hospitales • invicem ' si–
ne murmuratione.
.:
La prueba que da el Santo Apósto
de que
J
esu Christo juzgaria
i:
vivos
1
los
muc;ros , es que h:1biendo a'exado su '
Cuerpo
el
el sepulcro, baxó con su Alma
a los In
ti
•·os, en donde comenzó a exer-
cer sn jui
n aquellos anriguos
qu~
habian muerr
el
rie~l
diluvio
arrcpenlidos sincérament
s delitos,
los quales anegados en las aguas recibie–
ron un cxemplar castigo en sus cuerpos;
mas por su penitencia merecieron oir la
feliz nuev:t de su libertad , p:tra participar
en su <1lma de
la
gloria de su
libert:~dor.
' 'éasc
el
t .
19. del
Capítulo precedente.
S.
AGUSTJN
J¡pist.
CLr I V.
explica
fa
pa–
labra
muerto!fi';
de los infieles
y
pecl9o–
rcs. l)ara que qaando hayan creído ,
'M
ice
el
S<~nro,
sean
juzg<~dos
segun
los
hom–
bres en quanro
a la
carne; esto es, con
diversas tribulaciones ,
y
con
la
misma
mucrrc
de
la carne· mas vivan segun
rJ
espíritu, por
est:~r
ta
•
cnos~n
es-
te
quando se hallab:m
os en la
mtierre de la irifidelidad y e 1
'edad~
E sta cxpo.sicion se une
bien
con el versí–
culo que precede , de
este
mo o : Los in–
ticlc.s que os
cargr~n
de exécrac "lles, d;r–
rán cuenta
al
Juez de vivos
y
por quamo a ellos les
fué
rambie
non–
ciado el Evangelio ,
y
si no
han
ere
'o h:r
3;jdo
por culpa suya.
bien predicado el Eva ngelio a los
muertos
1
,para que en
verdad
sea n
juzgados
segu~
hombres en carne,
maSvivan segun Di esen espíritu
2
•
7
Mas el fi n de todas las co–
sas se ha acercado
3 •
Por tanto
sed
prudentes ,
y
velad en oracio–
nes.
8 Y ante todas cosas tenien–
do entre vosotros mi smos cons–
tante ca ridad : porque la caridad
cubre la muchedumbre de peca–
dos •.
9 Exercitad · la hospitalidad
unos con otros
sin
murmuracion•
dos delante de los hombres segun la car–
ne,
reciban delanre de Dios
fa
vida del
espí&1. Puede e.sto mirar cambien a los
que habian mueno pe ·.entes al tiempo
del diluvio ; porque a los
ojos
de los
hom~
brcs habían sido envueltos en el mismo
castigo que
los
otros; en qu:mto a
la
muer–
te del cuerpo :
mu
por loqll'e mira
a
Dios
vivían la vida del espíritu
,
habiendo sido
elevados por
Jesu
C hristo ,
S:llv;~dor
uni–
versal del género humano, a b ziori:tercr–
na
para
el
cumplimiento de su felicidad.
3
Con estas palabras d:l
a
entender,
que pasa como un soplo el tiempo de
nuestr.t vida;
y
que aun
el
espacio que
mediar:\ corre la primera
y
segunda veni–
da del Señor , es brevísimo , si se compa–
ra con los dias eternos que Je han de suc–
cedcr.
I.
Corint!J.
v11.
29.
Philip.
IV.
5.
l ACOB.
v.
7. 8.
9·
Y
por esto nos exhor-
ta a que no seamos-=-necios ¡.j!exando
~
sar
inútilmen~
brevJs1mo espacio
tiempo,
q~nos
concede para ganar la
felicidad·eterna ;
y
a
que estemos siempre
ta
y
en
,,cla ,
para emplear bien todos
• omcntos de la vida presente. S.
HI–
LARlUS
Trall. in Psalm.
LXII
J.
u.
6.
" O
los nuestros , consiguiendo que
sean perdonados: o los
de
los otros, quao–
do los disimulamos , excusamos
y
perdo–
n:unos. En la Epístola de
SAN1'JAGO
V'.
'1
A fin de que habiendo sido castiga-
. 20.
se halla la misma sentencia.
l't
Proverb. :..
12.
b
R olium. zii.
13.
'
Hebrnt-or.XIII. 2.
e P
hilipp.II.14.