CAPITULO l.
· tis : quac quaestiones praestant
,rnagis quam aedificationem Dei,
quac est in fide.
5 Finis autem praecepti est
charitas de carde puro et con–
sciencia bona et fide non fi- ·
éta.
6 A quibus quidam aberran–
-tes , conversi sunt in vanilo–
quium,
7 Volentes esse Legis Do–
éteres , non intelligentes neque
quae loquuntur neque de qui–
bus affirmant.
' g Scimus autem quia be–
na est Lex , si quis ea legitime
utatur :
9 Sciens hoc quía Lex iysto
quales ántes subministran qües–
tiones que edificacion de D ios,
que es en la fe.
5
Y
el fin del Mandamiento
es la caridad ' qe corazon puro y
de buena conciencia y de fe no
fingida.
6 De lo .qua! apartándose al–
gunos , se han dado a discursos
vanos
'2 ,
•
7 Queriendo ser Doél:ores
de la Ley , sin entender ni
lo que dicen ni ,lo que 'afir–
man.
8 Sabemos pues que la Ley es
buena para aquel que usa de ella
l,egítimamente
3 :
9 Sabiendo esto que la Ley
~
existencia de las almas ántes de ser desti–
nadas a los cuerpos : S<.' 1JrC la crcacion
y
destino de Jos Angeles :
y
otras mil cosas
impertinentes de sus tradiciones , que re–
cogieron despucs
y
las escribieron en el
T almud. A esto añadían sus interminables
genealogías, pretendiendo cada uno hacer
ver que descendía de los pcrsonages mas
ilustres de la amigiiedad. Sobre estos. fun–
damentos fabricaron sus errores los Gnós–
ticos
,
y
las r:unas que brotaron de estos,
los V alentinianos, los Basilidianos y los
Carpocra<{_ianos , los quales consideraban
los atri}Jtlft)s divinos como otros tantos
personages, haciéndolos
proced~r
los unos
de
los otros ; y por esto añjde·(d.Apóstol
a
las fábulas bs genealogías fin"término.
P
Jra combinar y ajustar estas..
té~ian
entre
:sí
mil disputas y :tltercaciones. Véase
el
CnRvs6sTO~lO
,
S.
lRBNRO
de H aeres.
Lib.
1.
y
FumRY
Hist. Eccl.
Lib.
III.
~
Cap.
JXVt I.
'
J!l
fin
de
la
Ley es conducir
a
los
l10mbres a
!.1
carid:~d
: por el contrario las
fábul.15 de los Judíos solo pueden contri–
buir para deslruirla con sus contiendas y
disput:ls.
I.
Corinr!J.
Ir 1.
9·
2
.Elque ab:mdona la pureZa de cora–
zon , l:t reél-itud de conciencia y b. since–
ridad de la fe, necesariamente ha de dar
'\en vanas especulaciónes ,
qu~lenándole
de soberbia
y
de propia estimacion , ha
de querer dar la ley a los otros ; pero ha\..
blará necedades , sin entender
ni
lo que
dice
ni
lo que afi rma.
Y
este es el camino
por donde los Hereges se apartaron de la
verdadera fe, por seguir los desconciertoS
de
sus imaginaciones , sus sueños
y
deli–
rios.
T nsoDORETO.
3
O
segun el espíritu
,
de
Ja
mis-:'
ma
L\!y.
Los falsos Doétores quedan dar
2
entender que tcnian un sumo respetQ a
la
Ley ,
acusando -al mismo tiempo a Sartt'
fi/J
Pablo de ser su morral
y
declarado ene–
migo.
El
Ap6stol conviene en que la
l ey
es buena , si se usa
dt
ella segun el es–
píritu de la JT;fma Ley ; que consiste
en hacernos conocer nuestra debilidad
y
nuestras enfermedades espirituales, pa-
ra que recurramos
a
Jesu Christo que
solo puede curarlas. Los Judayzantes
al
contrario pretendian , que
l:t
Ley podia
por sí misma conducir a los hombres
a
l:.t
justicia ,
y
que podian estos por sus pro-
pias fuerzas cumplir lo que la l ey orde-
naba : y esto era hacer un mal uso
de
la
Ley ,
e ir
contra
las
intenciones del l e–
gislador.
R omrm.
v i
1. 12.
S.
T HOMAS
tra..
ta de la Ley por respeto a su bondad
1
y
2.l
fin e
intcncion del Lcgisl::tdor.
\