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e88

EPISTOLA l. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

potestatem mulierem sororem

circumducendi , sicut et ceteri

Apostoli et fratres Domini et

Cephas?

6 ¿Aut ego solus et Barna–

has non habemus potestatem hoc

operandi?

7 ¿Quis rnilitat suis

stipen~

diis urnquam? ¿Quis plantat vi–

neam, et de fruél:u eius non edit?

¿ Quis pascit g regem, et de laél:e

gregis non manducat?

8 ¿J)l"umquid secundum ho–

rninem .haec dico? ¿ An et Lex

haec non dicit ?

9 Scriptum est enim in Le–

ge Moysi • : Non alligabis os

bovi

trituranti. ¿Numquid

~e

bobus cura est Deo?

10

¿ An propter nos uti–

que hoc dicit? Nam propter'

nos

sc~ta

sunt ; quoniam de-

.,_

Estas eran unas mugercs Christianas

y

p-iadosas que seguian a los Apóstoles en

su mision ,

y

les servian

y

asistian quando

podian, contribuyendo de

e~te

modo de

su parte a la propagacion de1a fe. En es–

to imitaron el exemplo de Jesu

quisto:

m:1s esta costumbre que no causaba nove–

dad entre los Judíos , pudo ser ocasion de

escándalo entre los Gentiles;

y

por evitar

csro , no se servian de esta facultad que

tenian S. Pttblo

y

S. Bcrnabé, que por la

.m ayor parte conv.rsaron

y

vivieron jun–

·tos entre los Gentiles. Kogunos abusando

de este lugar , toman

de

él

argumcnro ,

y

pretenden persuadir que estas eran muge–

res de Jos Apóstoles , siendo así que

1\:'

consta que ning-1o1no de ellos esmviese ca–

sado, sino solo

S.

Pedro ántes de su

con–

vet:sion. Véase S. GERÓNYMO , el C1m

Y–

s6sTOMO , THEODORErro

y

otros Pa–

dres.

1-

Santiago el Menor

y

S. Judas Tha–

déo parientes del Señor, los qua!es por esM

tJ

D eutt>r. xxv.

¡.Timol/t.v.

I~.

o

potestad de llevar por todas par–

tes una muger hermana

1

,

así

co–

mo los otros _Apóstoles y los her–

manos del Señor • y Cephas '?

6 ¿O yo solo y Bernabé no

tenemos potestad de hacer es–

to •?

7

¿Qui~n

jamás vá a campa–

ña a sus expensas? ¿Quién planta

viña , y no come del frutó de

ella? ¿Quién apacienta ganado,

y no come de la le'che del ganado?

8 ¿ Por ventura digo yo es–

to corno hombre? ¿O no lo di–

ce tambien la Ley

s?

9 Porque escrito está en la

Ley de Moysés : N o atarás la bo–

ca al buey que tri!.Jt

6

¿Acaso tie–

ne®ios cuidado d" los bueyes • ?

10

¿Y

qu~

no dice esto por

nosotros '? Sí ciertamente, por

nosotros

está~t

escritas estas cosas;

ta

razon én phtase H cbréa son llamados

sus hermanos. ·S. Tr!OMAS

L ell. r.

3

Y

aun

el

,mismo Cepbas

o Pedro,

que es el Príncipe

y

Cabeza visible

de ro–

dos.

.,.

Esto

es,

¿de no poder Yivir ni ali–

mentarnos sino con el trabajo de nuestras

manos?

El Gr.

Ice

T~ '"'~

tpyJ.t,.t.:ir,, dnw tra-–

bajnr.

Ambas lecciones tienen un mismo

sentido. El CHRYSÓsToMO

1-Tomil. xxr.

s

¿Esta

a~crcion

mi

a

tiene

solamente el

apoyo

de ht'

011

tazon

y

costumbre de los

l10mbres?

6

P.ara impedirle que

coma

de aquello

mismo que trabaja; lo que seria una espe-–

cie de injusticia.

7

¿T iene Dios mayor cuidado de los

bueyes que de nosotros?

O

si D ios tiene

este cuidado de los bueyes , ¿acaso no lo

teodd. de nosotros?

¿Y

no es este el semi-·

do principal de esa Ley

rv

éasc el CHRY–

s6sr.

Homil. x:c1.

y

S.

THoMAs

L rff. r.

i

T. Gr.

'iTJ.i'1c~r;

¿dd todo?