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EPISTOLA l. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.
potestatem mulierem sororem
circumducendi , sicut et ceteri
Apostoli et fratres Domini et
Cephas?
6 ¿Aut ego solus et Barna–
has non habemus potestatem hoc
operandi?
7 ¿Quis rnilitat suis
stipen~
diis urnquam? ¿Quis plantat vi–
neam, et de fruél:u eius non edit?
¿ Quis pascit g regem, et de laél:e
gregis non manducat?
8 ¿J)l"umquid secundum ho–
rninem .haec dico? ¿ An et Lex
haec non dicit ?
9 Scriptum est enim in Le–
ge Moysi • : Non alligabis os
bovi
trituranti. ¿Numquid
~e
bobus cura est Deo?
10
¿ An propter nos uti–
que hoc dicit? Nam propter'
nos
sc~ta
sunt ; quoniam de-
.,_
Estas eran unas mugercs Christianas
y
p-iadosas que seguian a los Apóstoles en
su mision ,
y
les servian
y
asistian quando
podian, contribuyendo de
e~te
modo de
su parte a la propagacion de1a fe. En es–
to imitaron el exemplo de Jesu
quisto:
m:1s esta costumbre que no causaba nove–
dad entre los Judíos , pudo ser ocasion de
escándalo entre los Gentiles;
y
por evitar
csro , no se servian de esta facultad que
tenian S. Pttblo
y
S. Bcrnabé, que por la
.m ayor parte conv.rsaron
y
vivieron jun–
·tos entre los Gentiles. Kogunos abusando
de este lugar , toman
de
él
argumcnro ,
y
pretenden persuadir que estas eran muge–
res de Jos Apóstoles , siendo así que
1\:'
consta que ning-1o1no de ellos esmviese ca–
sado, sino solo
S.
Pedro ántes de su
con–
vet:sion. Véase S. GERÓNYMO , el C1m
Y–
s6sTOMO , THEODORErro
y
otros Pa–
dres.
1-
Santiago el Menor
y
S. Judas Tha–
déo parientes del Señor, los qua!es por esM
tJ
D eutt>r. xxv.
4·
¡.Timol/t.v.
I~.
o
potestad de llevar por todas par–
tes una muger hermana
1
,
así
co–
mo los otros _Apóstoles y los her–
manos del Señor • y Cephas '?
6 ¿O yo solo y Bernabé no
tenemos potestad de hacer es–
to •?
7
¿Qui~n
jamás vá a campa–
ña a sus expensas? ¿Quién planta
viña , y no come del frutó de
ella? ¿Quién apacienta ganado,
y no come de la le'che del ganado?
8 ¿ Por ventura digo yo es–
to corno hombre? ¿O no lo di–
ce tambien la Ley
s?
9 Porque escrito está en la
Ley de Moysés : N o atarás la bo–
ca al buey que tri!.Jt
6
•
¿Acaso tie–
ne®ios cuidado d" los bueyes • ?
10
¿Y
qu~
no dice esto por
nosotros '? Sí ciertamente, por
nosotros
está~t
escritas estas cosas;
ta
razon én phtase H cbréa son llamados
sus hermanos. ·S. Tr!OMAS
L ell. r.
3
Y
aun
el
,mismo Cepbas
o Pedro,
que es el Príncipe
y
Cabeza visible
de ro–
dos.
.,.
Esto
es,
¿de no poder Yivir ni ali–
mentarnos sino con el trabajo de nuestras
manos?
El Gr.
Ice
T~ '"'~
tpyJ.t,.t.:ir,, dnw tra-–
bajnr.
Ambas lecciones tienen un mismo
sentido. El CHRYSÓsToMO
1-Tomil. xxr.
s
¿Esta
a~crcion
mi
a
tiene
solamente el
apoyo
de ht'
011
tazon
y
costumbre de los
l10mbres?
6
P.ara impedirle que
coma
de aquello
mismo que trabaja; lo que seria una espe-–
cie de injusticia.
7
¿T iene Dios mayor cuidado de los
bueyes que de nosotros?
O
si D ios tiene
este cuidado de los bueyes , ¿acaso no lo
teodd. de nosotros?
¿Y
no es este el semi-·
do principal de esa Ley
rv
éasc el CHRY–
s6sr.
Homil. x:c1.
y
S.
THoMAs
L rff. r.
i
T. Gr.
'iTJ.i'1c~r;
¿dd todo?