CAPITULO XXVI.
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persequeris? Durum est tibi con–
tra stimulum calcitrare.
15 Ego autem dixi:
i
Quis
es, Domine? Dominus autem di–
xit : Ego sum Iesus , quem tu
persequeris.
16 Sed exurge, et sta super
pedes tuos: ad· hoc eoim appa–
rui
tibi ,
ut constituam te
mini~
strum et testem eorum quae
vidisti , et eorum quibus appa–
rebo ti bi ,
17 Eripiens te de populo
et gentibus , in quas nunc ego
mitro te,
18 Aperire oculos eorum, ut
convertantur a tenebris ad lu–
cem, et de potestate Satanae ad
Deum , ut accipiant rerniseio–
nem peccatorum , et sortem in–
ter Sanél:os per fidem quae
~st
in me.
19 Unde ,
N
Agrippa,
llOn fui incredulus caelesti vi–
sioni :
20
Sed "
his
qui sunt D a–
masci primum et Ierosolymis,
ct
in
omnem regionem l udaeae
et Gentibus annuntiabarn ut
poenitentiam agerent , et con–
verterentu r ad D eum, digna poe–
nirentiae opera facientes.
'
O
te mostraré
qu:mdo me aparezca
a
tí.
Y
por.este lugar se vé que el Señor
:eparcci6 a Pablo muchas veces ,
y
le re–
\•cl6 grandes
y
profundos mysterios.
Ir.
Corhult. r r
¡.
1.
4·
1
De los ludías.
3
Los prfmcros en medio de
la
ma–
y or cbrid.•d no veían. Leían cootínua–
,menrc las Escrituras ,
y
disputaban sobre
ell.u
¡
pero les Ctltaba la luz para conoc.:cr
y
ver su cumplimiento en
Ja
Pcrsonl de
a Supr.J
1
z .
lO.
Tom. ll.
me persigues? Dura cosa te es
cocear contra el aguijen.
15 Y yo dixe:
i
Quién eres,
Señor ? Y dixo el Señor : Yo
soy J esus , a quien tú persi–
gues.
16 Mas levántate , y está so–
bre tus pies : porque po r esto te
he aparecido , pa ra hacerte mi–
nistro y testigo de las cosas que
has visto, y de las que yo te mos–
traré en mis apa riciones
1
,
17
Li
b1
ándote del Pueblo
~
y
de los Gentiles , a
los
quales
yo te envio
ahora,
18 Pa ra que les abras los
ojos ' , y se conv iertan de las ti–
ni~blas
a la luz, y del poder de
Satanás a Dios, y que reciban
perd on de sus pecados , y suerte
ntre los Santos por la fe que es
en mí.
•
19 Por lo qua!, o Rey Ag ri–
pa , no fuí desobediente a la vi–
sien celestial:
20
Sino que prediqué en pri–
mer luga r a los de D am·asco
y
despues en Jerusalcm, y en toda
la tierra de la J udéa y a los Gen–
tile~que
hiciesen penitencia,
y
se convirtiesen a Dios , haciendo
obras dignas de penitencia •.
Jcsu Christo.
~ segu~os
teniendo de–
Jame de sí un ,,clo muy espeso en sus su–
persticiones e idolatría , no tenían idea del
Día~
"crdadero ;
y
unos
y
otros
se halla–
ban sumergidos en un abismo de '•icios
y
de
maldades.
"
En el Cap. xx.
2 1.
ha dicho PA–
B LO
de Jcsu Christo , que por la fe en su
nombre recibirán los hombres la remi–
sion de sus pecados. Mas aquí enseña,
que esta
te ,
sin obras digna' de
pcoitc~
V