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CAPITULO XXVI.

1

53

persequeris? Durum est tibi con–

tra stimulum calcitrare.

15 Ego autem dixi:

i

Quis

es, Domine? Dominus autem di–

xit : Ego sum Iesus , quem tu

persequeris.

16 Sed exurge, et sta super

pedes tuos: ad· hoc eoim appa–

rui

tibi ,

ut constituam te

mini~

strum et testem eorum quae

vidisti , et eorum quibus appa–

rebo ti bi ,

17 Eripiens te de populo

et gentibus , in quas nunc ego

mitro te,

18 Aperire oculos eorum, ut

convertantur a tenebris ad lu–

cem, et de potestate Satanae ad

Deum , ut accipiant rerniseio–

nem peccatorum , et sortem in–

ter Sanél:os per fidem quae

~st

in me.

19 Unde ,

N

Agrippa,

llOn fui incredulus caelesti vi–

sioni :

20

Sed "

his

qui sunt D a–

masci primum et Ierosolymis,

ct

in

omnem regionem l udaeae

et Gentibus annuntiabarn ut

poenitentiam agerent , et con–

verterentu r ad D eum, digna poe–

nirentiae opera facientes.

'

O

te mostraré

qu:mdo me aparezca

a

tí.

Y

por.este lugar se vé que el Señor

:eparcci6 a Pablo muchas veces ,

y

le re–

\•cl6 grandes

y

profundos mysterios.

Ir.

Corhult. r r

¡.

1.

1

De los ludías.

3

Los prfmcros en medio de

la

ma–

y or cbrid.•d no veían. Leían cootínua–

,menrc las Escrituras ,

y

disputaban sobre

ell.u

¡

pero les Ctltaba la luz para conoc.:cr

y

ver su cumplimiento en

Ja

Pcrsonl de

a Supr.J

1

z .

lO.

Tom. ll.

me persigues? Dura cosa te es

cocear contra el aguijen.

15 Y yo dixe:

i

Quién eres,

Señor ? Y dixo el Señor : Yo

soy J esus , a quien tú persi–

gues.

16 Mas levántate , y está so–

bre tus pies : porque po r esto te

he aparecido , pa ra hacerte mi–

nistro y testigo de las cosas que

has visto, y de las que yo te mos–

traré en mis apa riciones

1

,

17

Li

b1

ándote del Pueblo

~

y

de los Gentiles , a

los

quales

yo te envio

ahora,

18 Pa ra que les abras los

ojos ' , y se conv iertan de las ti–

ni~blas

a la luz, y del poder de

Satanás a Dios, y que reciban

perd on de sus pecados , y suerte

ntre los Santos por la fe que es

en mí.

19 Por lo qua!, o Rey Ag ri–

pa , no fuí desobediente a la vi–

sien celestial:

20

Sino que prediqué en pri–

mer luga r a los de D am·asco

y

despues en Jerusalcm, y en toda

la tierra de la J udéa y a los Gen–

tile~que

hiciesen penitencia,

y

se convirtiesen a Dios , haciendo

obras dignas de penitencia •.

Jcsu Christo.

~ segu~os

teniendo de–

Jame de sí un ,,clo muy espeso en sus su–

persticiones e idolatría , no tenían idea del

Día~

"crdadero ;

y

unos

y

otros

se halla–

ban sumergidos en un abismo de '•icios

y

de

maldades.

"

En el Cap. xx.

2 1.

ha dicho PA–

B LO

de Jcsu Christo , que por la fe en su

nombre recibirán los hombres la remi–

sion de sus pecados. Mas aquí enseña,

que esta

te ,

sin obras digna' de

pcoitc~

V