CAPITULO
XXV.
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R ey de Pablo ' , dldendo : Felix
dexó aqu í un preso,
vit de Paulo, dicens: Vir quidam
ese dereliétus a Felice vinétus ,
r
s
De quo cum essem le–
roso lymis , ad ierunt me Princi–
pes Sacerdocum et Seniores Iu–
daeorum , postula ntes adversus
illum damnationem.
r6 Ad quos respondí : Quia
non est Romanis consuetudo dam·
narc aliquem hominem , prius
quam is qui accusatur, praesen–
tes habeat accusatores, Iocum–
que defendendi accipiat ad ab–
l uenda c rimina.
17 C um ergo huc convenis–
sent sine ulla dilatione, sequen–
ti die scdens pro T ribunali, ius–
si adduci virum.
18 D e qua , cum stetissent
accusatores, nullam causam"t::e–
fercbant, de quibus ego suspica–
bar malum:
19 Quaestion
vera quas-
dam de sua supers
1
one habe–
bant adversus eum, et de qua–
dam Jesu defunéto , quem affir–
mabat Paulus
vivere.
20
H aesitans autem ego de
huiusmodi quaestione, dicebam
si vellet ire lerosolymam, et iói
iudicari de istis.
•
T. Gr....
ci
~t~t-rc}.
-ra
t:W~oY ,
de la
causn de Pablo
,
o de la
llSacioncs
que
iic haci.1n contra
él.
2
~15.
E de
desmczdpAr.re;
de lo qua[
1!1/CU/pmt,
3
Sille ul!a dilntione.
Esro lo juntan
algunos con las palabras que preceden.
Y
como dios sin j}('rdt'r tiempo
hubiesen acu–
dido
acá....
Pero por
el
Texro Griego
árCIIIhA~~ .u-.n,ulot.~ '"~~orcÍJ.W~of,
se vé clara–
mente , que pertenecen
y
deben juntarse
a las que se
siguen.
•
4
Con este desprecio hablaba
de
'la
Religion de los Judíos , auu en presencia
1
S Sobre el qua! quando es•
tuve en Jerusalem , acudieron a
mí los Princi pes de los Sacerdo–
tes y los Ancianos de los J udíos,
pidiendo que le condenase.
r6 Alosquales respondl: Que
no es costumbre de los Romanos
condenar a ningun hombre
1
sin
que el acusado tenga presentes a
sus acusadores, y sin da rle luga r
de defensa para justifica rse de los
cargos •.
17 Y habiendo ellos acudido
acá sin
Ja
menor dilar.ion
3 ,
otro
dia me senté en mi Tribunal,
y
mandé traer a este hombre.
•r8 A quien , estando presen•
tes sus acusadores , no opusieron
ningun delito de los que yo sos·
pechaba :
19 Tenían contra éP algunas
qüestiones sobre su supersticion
4,
y sobre un cierto J esus que habia
sido muerto , el gual Pablo afir•
maba que estaba
vivo.
20
Y dudando yo de semejan–
teqüestion
s ,
dlxele si quería ir a
J er\)ialem , y allí ser jut.gado de
estas cosas.
del Rey Agripa , rto obstante que sabia
que era Judío :
de
lo
lj,le
se vé
d
poco
caso que haci
estos Gobernadores de
los Reyes
en
las Provincias.
. . . .
,
Se echa tambicn de ver b m¡usucJa
de~otste
Gobernador , porque conft:sando
él mismo que no h.1biaencontrado en Pa–
blo delito que
le
hiciese reo,
·h~:
25 . 26.
debia segun
las Lcyes
declararle moccnre,
enviarle libre ,
y
castigar
a
Jos que
fe
ca–
lumniaban. Pero
dice
que no
s?.bia qué
partido tomar , queriendo encubrir por"
este
medio
su injusticia ,
Y
hacerle
trasla–
dar
:t.
Jcrusalcm por dargusto :dos Judíos-.