CAPITULO XXII.
eius, et videres iustum , et au–
dires vocem ex ore eius:
15 Quia eris testis illius ad
orones homines eorum quae vi–
disti et audisti.
16 ¿Et nunc quid moraris?
Exurge , et baptiz.a re , et ablue
pcccata cua , invocato nomine
ipsius.
17 Faétum est autem rever–
tenti mihi in lerusalcr:R, et oran–
ti in Templo , fieri me in stu–
pore mentís
,
18 Et videre illum dicentem
mihi : Festina , et exi velociter
ex Ierusalem : quoniam non re–
cipient testimonium tuum de me.
19 Et ego dixi : D omine,
ipsi sciunt • quia ego eram
~on
cJudens in carcercm , et cae–
dens per Synagogas eos qui ere–
deban! in te :
20
Et cum un eretur san–
guis Stephani testis tui • , ego
astabam , et consentiebam , et
custodiebam vestimenta interfi–
cientium illum.
2 1
Et dixit ad me : Vade;
quoniam ego
in
nationes longe
mittam te.
22
Audiebant autem eum us–
gue ad hoc verbum ; et levave–
runt vocem suam, dicentes : Tol-
•
A1
Justo por excelencia ; esto es , a
Christo.
1
Muchos son de
p:nccer
que este via–
gc de S. P.tblo
~
Jcrusalcm fué el primero,
y
que acontcci6 el
3ño
tercero dcspucs de
su convcrsion.
El
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vsósTOMO.
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T. Gr.
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Supr.1
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tad , y vieses al J usto ' , y oyeses
la vnz. de su boca:
15 Porque tú serás testigo su–
yo delante de todos los hombres de
las cosas que has visto y has oido.
16 Y ahora ¿qué te detienes?
Levántate , y bautíz.a te , y lava
tus pecados , invocando su nom–
bre.
17 Y así fué, que quando vol–
ví a Jerusalem • , y estaba oran–
do en el Templo, fu í arrebatado
fuera de mí,
18 Y le vi que me decía: Date
priesa, y sal presto de Jerusalem:
porque no recibirán tu testimo–
nio de mí.
a
19 Y yo dixe : Señor , ellos
mismos saben que yo era
el
que
encerraba en cárceles, y az.ota–
ba por las Synagogas a los que
creían en
tí :
•
20
Y quando se derramaba la
sangre de E stevan testigo tuyo',
yo estaba presente, y Jo consen–
t ía , y guardaba los vestidos de
los que le mataba n.
21
Y díxome: Vé ; porque
yo¡¡r enviaré a las N aciones de
Jéjos.
22
Y le habían escuchado has–
ta esta palabra •; mas levantaron
entónces el grito , diciendo: Qui-
..
Hasta que le oyeron decir que Dios
le habiJ en,•iado a los Gentiles
.i
porque
lo reían incapaces de
po~cr
conseguir. la
salud. Al mismo tiempo
''l~ndo
que eran
preferido~
al Pueblo de D1os , llenos
~e
saña arro¡aron l.1s capas en ademan
y
d~IS
posicion de apedrear a S. Pablo ,
y
la!–
cindolcs las piedras , tiraban tierra al
ay–
re: , dando a entender con esto 2-l Tribuno
que merecía ser apedreado.
b Supra
YII.
!7•