CAPITULO IX.
49
19 Et surgens l esus, seque-
19 Y levantándose Jesus fué-
batur eum, -et discipuli eius.
le siguiendo con sus discípulos.
20
E t
a
ecce mulier , quae
20
Y vino una muger, quepa-
sanguinis fluxum patiebatur duo-
decía fluxo de sangre doce años
decim annis, accessit retro , et
había,
y
llegá ndose por detrá ,
tetigit fimbria m vestimenti eius.
tocó la
orla~u,yr•",;J"'.!
·-
2
r D icebat enim intra se:
2
r
!l'Jé'S·"aecia ella entre
SJ~
Si tetigero tantum vestimentum
.~i
tocare tan solamente la orl'!
eius , salva ero.
,de su vestido, seré sana.
g
22
Atlesus conversus,etvi-
22Se volvió Jesus ,
y
vién-
dens eam, dixit: Confide
fili
·
do.ja, dixo : Tén confia nza, hija,
des tua te salva m fecit. E t sa va
tu fete sanó. Y quedó sana la mu-
faéta est mulier ex illa hora.
ger en aquella hora '.
23 Et cum venisset Iesu
in
• 23 Y quando vino J esus a la
domum Principis, et vidisset ti-
cJI;a de aquel Príncipe ,
y
vió los
bicines et turbam tumultuantem,
tañedores de fláutas '
y
una tro-
dicebat:
pa de gente que hacia ruido, dixo:
24 Reccdite ; non est enim
24 Retiráos
3
;
pues la mu-
mortua puella , sed dormít. Et
chacha no es muerta , sino que
deridebant eum.
duerme
4 •
Y se mofaban de
él.
25 Et cum eieéta esset tur-
25 Y quando fué echada fuera
ba , intravit : et tenuit manum
toda la gente, entró:
y
tomó!a por
eius ;"et surrexit puella.
la mano;
y
levantóse la muchacha '·
:r
De esta mugcr se hablaen el
Cap.v.
de
SAN MARcos*·
23. Basta notar aquí
para nuestra cnscilanz.a, que penetr
a de
reconocimiento
há ·
el Salvador
1.'
hizo
levantar una esd.rua delante de
propia
cas:t en
lll
Ciud.1d de Paneades
Ccsaréa
de Philipo , de donde era. Rcp escotaba
esta un hombre en aél:o de extender la ma–
no a una muger que estaba arrodillada de–
lante de él. Y
EusEBIO
Hislor. Ecles
Lib.
VII.
Cap.
XVJIT.
testifica.Jtaberla vis
ro
él
mismo.
Escriben rambien , que al
pie
de
esta estárua se criaba una yerba desco–
nocida, que quando crl!cia haSta tocar
b
orla
o franja del vestido de la estárua, c,ra
un remedio eficacísimo para roda suerte de
cnfermcd:ldcs.
"
Acostumbraban en tiempo de
las
mayores aflicciones llamar
lloronas
o
pln-
11ideras
,
y
estas con voces rristes
y
des–
entonadas,
y
d:i.ndose muchos golpes, ex–
citaban la compasion
y
1:\g¡jTu.s de Jos
2SÍStentcs. Vara
el
mismo ctCtTo hacian ve-
n.
.
Nltrc. v. 25. Luc. vr r r.
43·
Tom.I.
nir en tiempo de luto
tnñedorrs dejlríu–
tas ,
para que formando un concierto fú-•
ncbre , moviesen
el
llanto de los que asis–
tían a tan triste expc&.l.culo. Siguieron la
misma costumbre los Griegos
y
los Ro-
manos.
4
3
MS.
Vía daquí.
..
SAN
LucAs vu r.
40.
dice: que :mn
no habia acabado el Seilor de decir las úl–
timas palabras en la curacion de Ja Hem8t–
roisa, quando llegó uno de
b.
casa de ] ay–
ro para avisarle que había muerto su
hija.
Si esto es así , ¿cómo dice
el
Salvador que
no-había mueno , sino que dormía
?
Pero
si atendemos
a
Jo que execuró con ella el
Señor, su muerte aunouc verdadera se pa–
rcci6 a
un breve
sueño~
!i
Solamente el poder
de
Dios puede
resucitar de mu
a
vid.:t. Los qu,e
hemo~
recibido heridas
ales en nuestras al-
mas , pi
'
ole que
tome por su ma-
no ,
y
n
resrituya
a la vicia. de
su gra–
cia.