CAPITULO VIII.
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Quo ergo vado, vos non potestis
venire.
22
D icebant ergo lúdaei:
¿Numquid interfic.iet semetip–
sum, quia dixit : Qua
e~o
va–
do , vos non potestis vemre?
- 23
Et dicebat eis : Vos de
deorsum estis ; ego de supernis
sum. Vos de mundo hoc
-~stis;
ego non sum de hoc
mund~
24
D ixi ergo.vobis, quia mo–
riemini in
peccatis'vestris:si·~nim
non credideritis quía ego sum,
moriemini in peccato vestro.
25
Dicebant ergo ei
~ ¿Tu
quis es? Dixit eis Iesus : Princi–
pium , qui et loquor ·vobis.
" 26
Multa habeo de vobis lo–
qui, et iudicare •: sed qui me mi–
sit, vcrax ese : ct ego quae au–
divi ab eo, haec loquor in mun–
do.
~
De incredulidad
y
de odio contra mí.
" Los Judíos no comprehendieroñ que
Jcsu Christo no hablaba de la muerte que
es comun a todos los hombres-, sino del
Cielo
,
a donde; dcspues de su muerte,
volviendo a su Padre , ? cbia ir ,
y
a don–
de le habían de seguir solamente los que
creyesen en él. .
3
M$.
Vos sodes de iuso
,
e yo so de
SJI$0 .
4
J
esu Chrisro segun su oarne era de
ac:í abaxo ; mas como H ijo Unigénito del
Eterno Padre
era de lo alto ;
esto es, en–
gendrado Dios de D ios ante todo tiem–
po. Los Judíos eran de acá abaxo ; por–
que asidos a los pensamientos baxos
de
sus
genealo~ías
y
a
la corrupcion del si–
glo , no cre1an en aquel que babia venido
a elevar consigo al Cielo a los que por se–
guirle renunciasen las cosas de la tierra.
Un verdadero discípulo de Jesu
Ch~isto
debe estar en este mundo como si no es–
ruviera en él ,
y
usar de sus bienes como
si no usára.
I .
CM"intk
YII.ll..
Su
con-
.
n Supra
I I I.
33· 34·
R oman.
I 1 I..
4·
Tom. l .
do '. A donde yo voy, vosotros
no podeis venir.
22
Y d<;cian los Judíos: ¿Por
ventura se matará a sí mismo
2.,
pues ha dicho :
A
donde yo voy,
vosotros no podeis venir?
23
Y dedales: Vo1idtras
SqH
de abaxo; yo soy de arriba'·
VilJ.
sotros sois de este mundo; yo no
soy de este mundo
4,
24
Por eso
os
dixe , quemo–
r~is
en vuestros pecados : por–
que sino creyéreis que yo soy
s
,
moriréis en vuestro pecado.
25
Y
decíanle : ¿Quién eres
t~
Díxoles J esus.: Yo soy el Prin–
·cipio
6 ,
el mismo que os hablo. .
26
Muchas cosas tengo que
decir de vosotros, y que juzgar:
1;11as el que me envió, es verdade–
ro:
y
~o
lo que oí de él
1 ,
eso
hablo en el mundo.
"'
versacion
y
pensamientos han de estar eli
el
Cielo.
5
Si
no creyereis que yo soy aquel
Oc
quien los Prophetas han hablado , aquel
Messías que os han prometido , moriréis.
~n
vuestro pecado. S.
o~
RJL.
in Iomm.
L ib.
v.
Cap.
IV.
porque ninguno puede
absolutamente
salva~e
sin la fe de J esu
Christo.
6
Yo qpe estoy hablando con voso–
tros soy el principio de todas
las
cosas:
.J
soy el Verbo por quien fueron hechas ro..
das las criaturas.
El
texto Griego
T~" á.~.:t~r, ~'11
Jo.aAvf
~piv , T~, «~x~",
es acusativo
y
femenino;
y
1'11,
que tiene todo el
ay-
ré _de neutro, no puede pertenecer a
~X~'·
Por eso trasladan algunos :
Yo soy
dcsd~
elprincipio
:y
es,qáf lo que os digo.
Co-
mo si dixera :
DÍ~tais
vosotros sobre mi'
sér,
y
me pregunrais quien soy : soy el
Mcssías, el Hijo de Dios , el que soy desde
el principio ; estOJFS, anre todo principio,
y
el qu"
. principio a rodas las cosas.
· r Pudie \ hablar de .vuestra
sobe~via
1
Rrr2.