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SAN

JUAN.

14 E t

a

sicut Moyses exal–

tavit serpentem in deserto ; ita

exaltari oportet Filium homi-

nis:

-

15 Ut

omnis

qui credit in

ipsum, noro pereat , sed habeat

v~eternam.

16

Sic • enim Deus di!exit

mundum, ut Fi!ium suum Uni–

genitum daret : ut omnis qui

credit in eum , non pereat ,

s~

habeat vitam aeternam.

17 Non enim

misit

Deus Fi–

lium suum in mundum ut iu–

dicet mundum , sed ut salvetu–

mundus per ipsum.

18 Qui credit in eum, non

iudicatur : qui autem non credit,

nat~ralezas

en uña sola Persona Divina.

Este descenso se debe referir primeramcn–

·te a

la

naturaleza Divina ,

y

despucs al

modo con que el V crbo eterno fué con–

cebido haci6ndose hombre. Quando se di–

"' e luego, que el Hijo del hom.bre está en

el Cielo, se distinguen claramente las dos

naturalezas ,

y

se confirma una sola Per–

sona. Muchas veces se atribuye a todo

Christo, lo que es

op

io de u

na de las

dos n:1turalezas ;

COl lO

quan.do

decimos

q\le Chrisro nació , padeció ...

y

a este

modo se dice aquí de él que está en el

t

Ciclo ,

rb

qual era propio de la natu.rale–

za Divina ánres de su Asccnsion. Algunas

veces rambien lo que es de una naturaleza

se

traslada a la otra , como quando se di–

ce ,

que

fu~

crudfi

cado el Seiior de la glo–

ria,

r.Corinth.vr

Ir.

8.

que Dios

C01UJZUS–

l

a

Iglesia con su. Sangre,

y

otras ex–

presiones

semcj::mtes.

~sto

Jlaman

los

Theólogos comunicac1

'>

de

los

Idiomas;

esto es, d!! las propiedades. Hemos teni–

do por conveniente

ha~·s

aquí estas ad–

vertencias , para que t

!:Jos

entiendan en

qué sentido se deben

mar

-~..,.

modos

de hablar, que ocurrirán

fi

iUCntemente

,, la serie de esta.obra.

~

' lltf'r.

X XI.

9•

14 Y -como Moysés alzó la

serpiente en el desierto ; así taro–

bien es necesario que sea levan–

. tado el Hijo del hombre

'

:

15 P ara q

ue todo

aquel que

cree en él , no

perez.ca

,

sino

que

tenga

vid~erna.

16 Porque de tal rrianera amó

D i

al mundo • , que dió a su

Hijo Unigénito ': para que todo

aqu~que

cree en él , no perez.–

ca:,

smo que tenga vida eterna.

17 Porque no envió Dios su

Hijo al mundo para juz.gar al

muntl-o, sino para que el mundo

se salve por él "'·

18 Quien en él cree, no es

juz.gado: mas el que no cree ,

y~

...

.i

Así como

Moys~s

alz6 en el desier–

to una serpiente de bronce para salvar

la

vida

a

tantos que morían de las picaduras

de las serpientes:

Numcr. xx r.

8.

del

mismo modo es necesario que el H1jo del

l1ombre ; esto es, el Hijo de Dios, que

descendió del Cielo para hacerse Hijo del

hombre pgr su Encarnacion ,

sea

14v~m­

tado sobre la Cruz,

para que todo el

q~e

c~ee

en

é~

perezca , sino que teP

ga

v1da

et~

~

Esto es ,

a

Jos hOmbres.

3

N

o uno de sus siervos , no

un An–

gel o

un

Arcangel, sino su Hijo

T~ll po~o­

ydi

,

el Unigénito.

¿Qué padre dió jamas

«p'ruebas de tan grande exceso de amor a

un hijo suyo , como Jas que dió Dios a los

hombres , que le habian de corresponder

con tanta ingratitud?

" Yo no he sido enviado como Moy–

sés, aquel antiguo Legislador, cuya Ley

servia solamente para condenar al univer–

so

;

sino como Señor

y

como Redentor,

para

emple~.!p.i

misericordia con los hom–

bres , paras.

~?rlos

de la esclavitud en que

viven, y pa

onceder la gracia que jus–

'tifica en ·lu

· de la Ley que condena.

S.

CYRJ;L.

·in Toann. Tom.

Iv. pag.

153·

b

I.

Ionm:.

IV.