CAPITULO 11 1.
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9
Respondió Nicódemo,
y
díxole : iCómo puede hacerse es•
to
' ?
9
Respondit Nicodernus , et
rlixit ei : iQuornodo
possun~
haec
íieri
'?
10
R espondit Iesus ,
,~t
di–
xit ei :
iTu
es Magíster .in Is–
rael , et haec
ignoras ~
II
Amen , am,
dico tibi,
quía quod scimus loqmrnur , et
quod vidimus testamur ,
~te
stimonium nostrum non accipi-
t is.
."1'
12
Si terrena· dixi voffis , et
non creditis : iquomodo, si di–
ero vobis caelestia·credetis?
13
Et nemo asce ndi t itlCae–
l um , nisi qui descendit de Cae–
lo, Filius hominis , qui est in
Caelo.
llosa de aquel en quien habita. Y de este
modo se obra en él este espiritual renaci–
miento.
El
Señor viendo que Nicodemo no
entendiacllenguage en que le hablaba, us6
de la pabbra que puede significar el
~spí
ritu material o el viento , para que que–
dase ménos sorprendido quando la aplica–
se a los efeét:os milagrosos que obra el Es–
píritu Santo en la regencracion
espiritual
del bautismo. S.
AMBROS.
de Spir. Smzfl.
Lib.
r r
¡.
Cap. x
1.
S. 'Cy ·
iu Ioamz.
T om.. ¡v.
jUig.
148.
1
El sonido de las palabras del Scñot
llegaba solamente a lo exterior de los oí–
dos de
Nicod~::mo ,
y
se verificaba en
él
lo mismo que acababa de decirle , pues
n
que habi:i oído
la voz del espfritu
,
sm
snber ni de dónde
Vf1zin , 1ti
n
dóud~
iba:
S.
AuGUST.
in Iomm. Trall.
~I
1.
y
por
eso le hace esta pregunta.
"~
La perfcccion de
la
Ley está toda
en
la
renovacion. interior del alma por meR
dio de la gracia que infunde el Espíritu
Santo. Parece que NicodeJro estaba muy
distante de esta doél:rina.
~
el Señor le
<JUiso humillar para dispone· o a recibirla.
3
Modo proverbial ,
a~.
que usamos
qun.ndo pretendemos se dé rr.-ayor crédito
a lo que contamos. Y así solemos decir:
yo
lo
he visto por mis propios ojos. Y es
10
R espondió J esus,
y
díxo•
le : iTÚ eres Maestro en Israel,
y
esto • ignoras
?
..
11
En verdad , en v
te
digo , que lo que sabemos , eso
hablarnos ,
y
lo qué vemos , ates–
tiguamos,
y
no recibís nuestro
testimonio
3,
12
Si os dixe cosas· terrenas,
y
no las creeis : iCÓmo creeréis,
si os cüxere las celestiales?
<J
13
Y
ninguno subió al Cie–
lo, sino el que descendió del C ie-
' ]o , el Hijo del hombre, que está
en el
Cie~o
4,
como si dixera el
~eñor
: no porque
esta~
cosas excedan
ru
inteligencia , dexan de
ser muy
ciertas
y
verdaderas
;
porque
yo
y
los Prophetas que las previeron
y
de–
xaron escritas , hablamos con ciencia infa–
lible ,
y
como testigos irrcfragables.
M,
como no quereis recibir esta
gr:::~cia
salu
dable que se os presenta , ni teneis doci–
lidad para comprehendcr lo que os anun–
cio
,
ni
fe para abrazar estas verdades ; to–
do ello es inútil
,
XJ:Orreis sin
rcn~cdio
a
una
ruína inevitable. Fuera de que si ex–
plicándoos unas
verdades sencillas ,
y
que
todo el mundo
puc.deentender~
porque
las propongo baxo de parábolas de cosas
~
de acá abaxo , con todo eso no las creeis;
¿cómo creeréis si os hablo de las mas al–
ras
y
sublimes , propuestas como son en
sí mismas , sin parábolas ni figuras?
4
Si quereis ser salvos , dixo conri–
nuando su discurso el Sal \
1
ador , es nece–
sario que crcais
:~as
no podeis creer y
saber tales mysr\Gios , sino os los enseña
el H ijo del
hom~,,
el que solo subió al
Ciclo ; esto es
·~
enceró los arcanos de
Dios ,
Y.
deseen~.
del Ciclo , haciéndose
hombr
con~crsar
con los
homhtp~
para salvar;.
S
hombres , )' para enseflar
a los hombre! ; perp sin dcxar de estar en
el Cielo , a causa de la
uniOJ\~
1