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CAPITULO 11 1.

455

9

Respondió Nicódemo,

y

díxole : iCómo puede hacerse es•

to

' ?

9

Respondit Nicodernus , et

rlixit ei : iQuornodo

possun~

haec

íieri

'?

10

R espondit Iesus ,

,~t

di–

xit ei :

iTu

es Magíster .in Is–

rael , et haec

ignoras ~

II

Amen , am,

dico tibi,

quía quod scimus loqmrnur , et

quod vidimus testamur ,

~te­

stimonium nostrum non accipi-

t is.

."1'

12

Si terrena· dixi voffis , et

non creditis : iquomodo, si di–

ero vobis caelestia·credetis?

13

Et nemo asce ndi t itlCae–

l um , nisi qui descendit de Cae–

lo, Filius hominis , qui est in

Caelo.

llosa de aquel en quien habita. Y de este

modo se obra en él este espiritual renaci–

miento.

El

Señor viendo que Nicodemo no

entendiacllenguage en que le hablaba, us6

de la pabbra que puede significar el

~spí­

ritu material o el viento , para que que–

dase ménos sorprendido quando la aplica–

se a los efeét:os milagrosos que obra el Es–

píritu Santo en la regencracion

espiritual

del bautismo. S.

AMBROS.

de Spir. Smzfl.

Lib.

r r

¡.

Cap. x

1.

S. 'Cy ·

iu Ioamz.

T om.. ¡v.

jUig.

148.

1

El sonido de las palabras del Scñot

llegaba solamente a lo exterior de los oí–

dos de

Nicod~::mo ,

y

se verificaba en

él

lo mismo que acababa de decirle , pues

n

que habi:i oído

la voz del espfritu

,

sm

snber ni de dónde

Vf1zin , 1ti

n

dóud~

iba:

S.

AuGUST.

in Iomm. Trall.

~I

1.

y

por

eso le hace esta pregunta.

"~

La perfcccion de

la

Ley está toda

en

la

renovacion. interior del alma por meR

dio de la gracia que infunde el Espíritu

Santo. Parece que NicodeJro estaba muy

distante de esta doél:rina.

~

el Señor le

<JUiso humillar para dispone· o a recibirla.

3

Modo proverbial ,

a~.

que usamos

qun.ndo pretendemos se dé rr.-ayor crédito

a lo que contamos. Y así solemos decir:

yo

lo

he visto por mis propios ojos. Y es

10

R espondió J esus,

y

díxo•

le : iTÚ eres Maestro en Israel,

y

esto • ignoras

?

..

11

En verdad , en v

te

digo , que lo que sabemos , eso

hablarnos ,

y

lo qué vemos , ates–

tiguamos,

y

no recibís nuestro

testimonio

3,

12

Si os dixe cosas· terrenas,

y

no las creeis : iCÓmo creeréis,

si os cüxere las celestiales?

<J

13

Y

ninguno subió al Cie–

lo, sino el que descendió del C ie-

' ]o , el Hijo del hombre, que está

en el

Cie~o

4,

como si dixera el

~eñor

: no porque

esta~

cosas excedan

ru

inteligencia , dexan de

ser muy

ciertas

y

verdaderas

;

porque

yo

y

los Prophetas que las previeron

y

de–

xaron escritas , hablamos con ciencia infa–

lible ,

y

como testigos irrcfragables.

M,

como no quereis recibir esta

gr:::~cia

salu

dable que se os presenta , ni teneis doci–

lidad para comprehendcr lo que os anun–

cio

,

ni

fe para abrazar estas verdades ; to–

do ello es inútil

,

XJ:Orreis sin

rcn~cdio

a

una

ruína inevitable. Fuera de que si ex–

plicándoos unas

verdad

es sencillas ,

y

que

todo el mundo

puc.de

entender~

porque

las propongo baxo de parábolas de cosas

~

de acá abaxo , con todo eso no las creeis;

¿cómo creeréis si os hablo de las mas al–

ras

y

sublimes , propuestas como son en

sí mismas , sin parábolas ni figuras?

4

Si quereis ser salvos , dixo conri–

nuando su discurso el Sal \

1

ador , es nece–

sario que crcais

:~as

no podeis creer y

saber tales mysr\Gios , sino os los enseña

el H ijo del

hom~,,

el que solo subió al

Ciclo ; esto es

·~

enceró los arcanos de

Dios ,

Y.

deseen~.

del Ciclo , haciéndose

hombr

con~crsar

con los

homhtp~

para salvar;.

S

hombres , )' para enseflar

a los hombre! ; perp sin dcxar de estar en

el Cielo , a causa de la

uniOJ\~

1