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ll:X

DISERTACION' PRELIMINAR.

justa censura

y

rcprehension :

y

así no

ve~j

por qué no se puede

hacer

W

rrüsmo

en nuestra

lengua quando lo pida la materia. Yo creo que si hay alguna en que

esto pueda

y

deba tener lugar

~

es en la rraslacion de los Libros Sagrados , quan–

do puede ser conducente para dcxarla mas

literal

y

parecida en un todo al ori–

gin.d

; como prudenrcmente lo han praél-icado los Hombres

m3s

doélos _de nucs–

t("a

N acion , que

insrruídos altamente de su oficio

,

se aplicaron a trasladados a

nuestra lengua.

0

Sentados estos innegables principios ,

piguntantos

ahora qué género de trasla–

cion deba preferirse para volver de una lengua a otra las Sagr3das Escrimras ,

y

con

especialidad a las vulgares. ¿Será

mar

oportuna

~uella

que aunque sigue el sentidG

literal , degenera en paráphrasis ; o aquella que, en quanto es posible , no se aparra

un

punto de

la

letra ,

y

aun , si pucd: ser , del t den ..mismo que en el original tie–

nen las palabras ?

Yo bien sé que de luego, a luego decidirán conqa mí los que acostumbrados a

las versiones Francesas , entre las que no se encuentra ni una sola que no tenga re–

sabios de p:traphrástica , pretenden que basta atender al sentido literal para que la

vcrsion quede corriente

y

sin tropiezo u ofensa del oído ; pero al mismo tiempo no

dudo que sentirán. diversamente

y

se conformarán con mi diél:amen Jos que se

11a–

y an f.1miliarizado un poco con las que hicieron nuestros antiguos Españoles , que

por el respeto debido a la palabra de Dios

y

por no falur al sentido , ni deter–

minarle, siguieron constantemente la letra

y

guardaron con tenacidad Jas palabras

de los textos originales. Las razones que tuvieron para hacer esto , son las mismas

\juc a mí me mueven para imitarlos

;

y

las apuntaré aquí para que los Leél:ores no

oxtr:~ñen

si en

:~lgunos

lugares por seguir

la

letra dexo el septido indetermina-o

do , el órden de

Jas palabras

inverso ,

y

la

loc~on

con

resabios de antiqua–

da ;

y

espero que si

~esan

la gravedad de ellas sin P reocupacion

y

como Jo pi–

de una materia tan delicada , mudarán de parecer

y

firmarán a favor de las tras...

lac¿lones literales.

D ios que fué el que inmediatamenre ins'pir6 los Sagtados Libros , hubiera po_.

dido

diéhr

sus Oráculos con palttbras claras , sin sombras ni figuras

,

de manera que

todos aon la mayor f.1cilidad pudiese"- entenderlos. Mas no Jo hizo así

,

sino que

acomodándose en la expresion

y

en el estilo al instrumento de que se servia para

promulgadas , dexó en muchos lugares obscuro , figurativo e indeterminado su sen–

tido. Esto cxígia la magestad

d-j

que lOs anunciaba

y

la gravedad de los mysre–

rios que contenían.

P~

hizo Dios en las lenguas originales en que los dic–

t6 , ¿qué causa puede haber \_lara que estos mismos Oráculos , trasladados a otras

lengUas , deban comparecer en otro trage que aquel qu'h· los haga parecidos a Jos

originales de donde son sacados?