CAPITULO III.
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28
Amen • dico vobis, quo–
niam omnia
dimittentur
filiis
hominum peccata , et blasphe–
miae quibus blasphemaverint:
29
Qui autem blasphemave–
rit in Spi ritum Sanétum , non
habebit
remissionem
in aeter–
nftm , sed reus erit aeterni de–
liéti.
30
Quoniam di cebant: Spr–
ritum immund um habet.
3r
E t ' veniunt mat<'!r
~
eius
et fra tres : et foris stantes mi–
serunt ad eum vocantes eum,
32
Et sedeba t circa eum
10
tur·
ba , et dicunt ei : Ecce mater
tua et fratres
tui fo ris quae–
runt te.
33
Et respondens eis
ait:
¿Quae est mater mea , et fea–
tres mei?
;34.
Et
circumspiciens
eos,
qu1
In
circuicu eius sedeba nt,
ait : Ecce rnater mea et fratres
mei.
35 Qui .enim fecerit volun–
t atem Dei , hic frater meus , et
soror mea, et macer est.
T. Gr. cricm'v
"et'"~~ ,
está obligado
:\
eterno
juicio
o condcn:tcion. V
é.1se
lo
_.
<]Ue
dex
amos
dicho sobre el senrido de
es–
tos
*.V.
en el Cap. xr1. 32. de
. MATHEO.
1
MS.E-un.r.
3
T. Gr.
~ <~~; ici'IAcp~i
crv
,
)'
tus her–
manas.
N o hubo jamas Madre mas Sama
que la del Hijo de Dios; ni Hijo tampo–
co que amase mas a su Madre que Jesu
Christo. .Mas despucs que comenzó a cxer–
cirar su mision t:ntre los hombres, raravez
se lee que se hallase esta Santa Madre con
su Hijo;
y
aun p:trcce que la trataba siem–
pre con no poca indiferencia
qt=~tndo
se le
28
En verdad os digo, que a
los hijos de los hombres perdona·
dos les serán codos los pecados,
y
las blasphemias que profirieren:
29
Mas el que bla sphernare
contra el Espíritu Santo, nun–
lca
jamas
tendrá perdon , 41>i–
o que será reo de eterno deli-
o ' .
30
P or quanto decían : Po–
sc¡jdo está del espíritu inmundo.
3
r
Y
llegaron su madre
y
sus
h ermanos:
y
quedándose de la par·
t~
de fuera le enviaron a llama r,
32
Y
estaba se ntado al rede–
dor de él un crecido número de
gente,
y
le dixeron : Mira •, tu
mad re
y
tus hermanos ' están ahí
fuera ,
y
te busca n.
33 Y
les respondió
4
,
dicien–
do: ¿Quién es mi madre,
y
mis
hermanos?
34 Y
mirando
s
a los que es–
taban sen tados al rededor de sí:
Ved aquí, les dixo, mi madre
y
mis hermanos
6 •
.a.
35
P orq ue el que hiciere la
v oluntad de D ios, ese es mi her–
mano , mi herma!'a
y
mi madre.
presentaba la ocasion. Con esto quiso de'!
xar
un modelo de
la
condufra que deben
guúdar los Pastores
y
Prelados , aun con
aquellos que cicncn el
primer
lugar entre
sus parientes. Un digno Ministro de Jcsu
Chiftro no conoce a los que le tocan se–
gun
la carne , quando se trata del exáéto
cumplimiento
y
dese~eño
de
su
minis–
terio.
4
1\{S.
El recudió/es.
s
MS.
Cató e¡¡ntra
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quel t!.Ittlbmz
en derredor
u.
6
MS.
H e mi madre, e mios erma-
11QS.
11
Mntth.XII.Jt.Luc.xr r.to.
r.Iqmm.v.I.6.
b
M a11h. XII.46.Lüc.
11.19·