CAPITULO III.
193
CAPIT 'J LO
III.
R abíendo curado Jesus
tma
mano seca
,
por evitar los malos designios
de los Phm·íséos, se retira
:y
concurriendo a él de todas pm·tes las
·turbas
,
sana sus enfermos. Envía a predica1· a los doce que babia
escogido
,
comunicándoles pode,· so' re las enfermedades
y
endemonia-
•
dos.
Convenc~
de
falsedad a los
scribas que blasphemabmz
de~
él,
cnlunwiándole de que lnwznba
1
emonios en vh·tud de Beelzebub.
D ice
,
que es irremisible la
henlia contm el Espfritu S anto;
y
quién son m mad1·e
,
y
hennanos.
1
Et • introivit iterum in
Synagoga m : et erat ibi
h~mo
habcns rnanum aridam.
z
Et observabant eum , si
Sabbatis curaret
j
ut accusarent
ilJum.
3 Et ait homini habenti ma–
num
aridam : Surge in
rne–
dium.
4 Et dicit eis : ¿Licet Sab–
batis bene facere, ari male? ¿ani–
mam salvam face re, an perde–
re? At illi tacebant.
5 Er circumspicie ns eos cum
ira, contristatus super caecitate
cordis eorum, dicit homini : Ex–
t ende manum tuam. Et ex¡endit,
et restituta est manus illi.
6 Exeuntes • au tem Pha–
rísael , statim cum
Herodia~
íJ
1
Y
entró Jesus de nuevo
e,. la Synagoga : y había allí un
hombre que tenia una mano seca.
2
Y
le estaban acechando ',
si sanaría en dia de Sábado con
el fin de ·acusa rle.
3 Y dixq al homoce que te–
nia la mano seca : Levántate en ..
medio.
4 Y díceles : ¿Es lícito en dia
de Sábado hacer bien , o mal?
¿salvar la vida , o quitarla? Mas
ellos callaban.
·
5 Y mirándolos con indigna!l4
cion , afligido de la ceguedad •
del corazon de ellos, dice al hom–
bre: Tiende tu tflano. Y tendióla,
y
le fué restablecida la mano ' ··
6 Mas los Phariséos saliendo
de ·allí, entraron luego en
cons~
~
. '
Los Escribas
y
Pharisl
s que se
11allaban presentes.
2
T. Gr.
(Jt)Mti"K.;p.tvo~
ir.i
-r~ r.a~ruu.,.
La palabra
r.ai(QIUJS"
significa
callo
o
dure–
za
,
y
esta es
la
que excitó la comisera–
cion del Señor. En esta ocasion nos ense–
ñó
cómo hemos de aborrecer lo maJo en
los hombres , mirando al mismo tiempo
con c.tridJd
y
misericordia a los Jnismos
Jtombres en quienes se hallan los vicios. Y
•
•
llfattl1. XII.
9·
Luc.
VI.
6.
Tom.I.
en este sentido se ha de entender aquel
vcr~ulode
DAVID
en el
Psalm.cxv¡u.
113 .
Aborrec( a los malos.
El zelo de la
gloria de Dios
y
el amor a su Santa
l ey
no nos permite aprot1ft lo malo
de nin–
gun modo : mas la caridad , que es la ba–
sa de
la
misma
Ley ,
nos prohibe aborre–
cer a nuestro hernAifiO aunque sea malo
y
peca
dor.•
3
T.Gr.
ú¡.d~ ó,~
¡
:M11,
sana como la otra•
•
M atth.xri.
'4·
Bb