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SAN MATHEO.
CAPIT ULO XV III.
E 11seña el S eiíor que la humildad es la llave para e11t1·ar e11 el R eyno de los
Cielos. Explica quán grande mal es ,
y
qué castigo tau
1·ecio me1·ece
el
pecado de escándalo. p,·opone la pm·ábola del buen Pastor
,
que de–
~~o
las noventa
y
uueve ovejas, va en busca de una sola que se ha–
ffJhia descarriado'.Q D ice el órde7l
q¿_te_
se ha de guardar etJ la
correcciot~
fraterna .
Dtt
a entender a
SatJ~I'Iti>dro
que hemos de perdonm·
siem-
pre al que
11os
ilzjuriare
;
Jo quaJ amplifica con una excelellte parábola.
<
1
In
a
i1la hora accesserunt
d iscipulí ad lesum , dicentes:
¿Quis , putas , rnaior est in
rt:–
gno Caelorum?
2
Et advocans Iesus parvu–
lum, statuit eum in medio eoru m:
3 Et dixit : Amen dico vo–
" bis , nisi conversi fueritis
b
,
et
efficiarnini sicut parvuli , non
intrabitis in regnum Caelorum.
4 Quicurnque
ergo
humi–
liaverit se sicut parvulus
iste,
hic est maior in regno Caelo-
rum.
e
1
En aquella hora se llega–
ron a J esus los discípulos, y dixé–
ron•, ¿Quién piensas que es ma–
yor en
<!i
Reyno de los Cielos '?
2
Y 1lamando J esus ' a un
niño, púsole en medio de ellos:
3 Y dixo: En verdad os di–
go, que sino .os volviereis, e hi–
ciereis como los ni ños , no entra–
réis en el R eyno de Jos Cielos '.
4 QuaJquiera pues que se-hu–
millare como este niño, este es
el mayor • en el R eyno de los
Cielos.
5
E t qui
susceperit unum
·
5
Y el que recibiere a un ni-
~
1
Como los Após\oles habian oido de-
.Jlii.Señor les habla de su Reyno .ver·
dr al Señor, que dentro de poco tiempo
dadero que es todo celestial ; y para re-
sena entregado a la muerte ,
y
despucs re-
primir su orgullo les pone delante un niño
sucaana ,
se
hab1an figurado de una mane-
inocente , diciéndoles , que si queriJn
cn-
tt;
carnal y grosera , que establecerla lue-
trar en el Rcyno de los Cielos habi:m de
go su Reyno como los otros Príncipes de
~·ser
por vol1;1ntad lo que los niños eran
por
la tierra para darles las primeras dignida-
Ja edad.
S~
GeRÓNYMO.
Estos no tienen
des. Por esto se movió entre ellos una dis-
otro apego que a su padre
y
a
su madre:
puta sobre esta preferencia, que c
adalliilno
son incapaces de odio: no se cuidan de
apetecía para sí ,
y
los obligó
a
hac.eral
honores ni de riquezas : se
ve
en
ellos una
Señor esta pregun1;.a. Por
Rey
n
o de los
toral inocencia , por lo
que
mira
a
los vi-
Cielos entendian efReyno del Mcssbs, el
cios,
y
principalmente
:ti
orgullo que
eS
qua! aunque creían que seria divino
y
ce-
el mayor de todos.
S.
HILAR.
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Ñiauh.
lcstial , lo esperaban en la tierra.
J ANSEN.
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1.
Concord. E vang. Cnp.
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en
don-
1
,No solamente
le
tomó,~~;? que
lees-
de no esr:i ocioso
el
artículo
~ ,
que le
da
trecho entre sus brazos , dand
a
e,nrender
fuerza de sul'er!Jtivo . como lo us.:tn fre-
con esto quán
agrada~ble
le era
¡
inocencia.
qüentcmcn'te los Griegos.
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