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J02

SAN MA TH E O.

9

Et si oculus tuus scaCJda–

Jiza t te , erue eu.1n

, et proiice

abs te: bonum tibi est cum uno

aculo in vitam

intrare , quam

d uos oculos habentem mitti in

gehcnnam ignis.

Videte

ne

contemnatis

u m

ex

his--lWsillis

: dico

enim vobis " , quía Angeli eo–

rum in Caelis semper vident fa–

ciem Patris mei , qui in Cael),s

es

t.

II

Veni t

b

enim Filius ho–

minis salvare quod perierat.

1 2

¿Quid vobis videtur ?

.s:i

fuerint alicui centum oves , ct

erraverit una ex eis : ¿nonne re–

linquit nonaginta novetn in Inon–

tibus , et vadit quaerere eam quae

erravit?

r3

E t si contigerit ut inve–

niat eam: Amen dico vobis , quia

gaudet super eam magis quam

super nonaginta

novem

,

quae

non

erraverunt.

r 4

Sic non est

vol

untas an–

te Patrem vestrum , qui in Cae–

lis est, ut pereat unus de pusil–

lis istis.

9 Y si tu ojo te escandaliza,

sácale ,

y

échale de

tí :

porque

mejor te es entrar en la v1da

con un ojo

1

,

qu.e tener dos ojos,

y

ser echado en el Infierno del

fuego.

10

Mi rad que no desprecieis

a uno de estos pequeñuelos ' :

arque os digo, que

los

Ángeles

ae

ellos en los Cielos siemp re

ven

3

la cara de mi Padre, que

está en los Cielos.

11

Pucsc!Hijo del hombre vi–

-no a salvar lo que habia perecido'.

1

~

¿Qué

o~

parece? Si tuvie–

re

aiS~>nO

cien

ovejas

,

y

se des–

cardare una de ellas ; ¿por ventu–

ra no dexa las noventa

y

nueve

en los montes ,

y

va a buscar

aquella que

s~

extravió '?

13 Y si acontece el hallarla:

dígoos en verdad , que se goza.

mas con ella , que con

l~s

no–

venta

y

nueve, que no se extra-

viaron

6 •

14 Así no es voluntad ante

vuestro Padre, que está en Jos

Cielos, que ·perezca uno de estos

pequeñuelos.

ls

~

0

Todo esto es un modo de hablar

af?górico , por

el

qua

l.

nos enseña el Se–

ñor, que qu:mdo nos son ocasion de ruina

3Ull

aquellas cosas que mas amamos , Jas

debemos aparrar

y

separar de nosotros :

y

que nos ser:\ mas

útil

entrar solos o

Ót\:)0

pocos amigos en el Cielo , que

i.r

al

Infier–

no muy acompañaqps. Por salvar todo

el

cuerpo nos dexamos cortar un pie

,

una

mano ,

y

sac,:ar un ojo.

2

Guardáos de creer(!) qu.e por ser pe–

queñuelos , impona poco el

e~o;candalizar-

Jos.

Y)

3

Tienen estos pequeñuel ·, sus

An–

geles que los guardan

y

defienden ,

y

que

a

.,Psalm. .xzxur.

8.

e

acusarán en el Tribunal de Dios a aque–

llos que los hubieren iujuri.1do o d.tdo oca–

:,.t.Sion

de p..:ct;r.

JAN~

EN.

Com:()rd. E vaug.

Cap.

LXXII.

4

Esto es , al hombre perdido.

s Con esta par.í.bola da el Señor a

en~

tender quánro cuitbdo

le

cuesta

a él

y

a

su Padre

la

salvacion de uno solo,

aun de

los mas pequeños , no perdonando

a tra–

bajo por reducirle

y

vol\'erle a su redil

quando se apart:t de él ;

y

por consiguien–

te ,

que no se debe dar oc.tsion

de

ruin:t a

estos pequeñuelos, por los quales mues–

tra

el

Scñor~anto

cuidado.

6

1\{S.

Que uo

s~

radiaron.

b Luc.

X IX.

10.

Luc. xv.

4•