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--16-

feri-d a por el E v angelio

y

por S_an

Pabl~>,

al

celiba~o

"!

rnatri·

monío. Así se vit:ron en los primeros siglo s d el cnst1amsmo,

c u ·

-lo aun no se habían f undado monaster ios de R eligiosas,

innu;'uerables d oncellas que, habiendo consagrado

á

Dios su

v í1ginidad, su fr ieron Jos m ayores tormentos y la muerte, por

n o admitir otro esposo.

Y

posten onpente muchas personas

d e uno y otro sexo, que no han sido probadas d e ese modo,

h an

tolerado con invicta fortaleza , un prolongado martirio,

p or conservar su virginidad .

D e este n um ero fue sin duda

el

Bienaventurado Parres.

A si lo d eclararon los Confesores que examinaron su concien–

c ia: así lo afirmaron jurídicam ente varios t estigos que obser–

varon su conducta en el siglo, y en la Religion;_y así lo pro·

b aban tambien su ej em plar modestia, su constante devocion,

· s u afectuosisimo amo1·

á

la Sa ntís ima Virgen,

el

sumo horror

que

tenia al pecado, y sus pasm osas m ortificaciones, por lo

q ue n adie dudaba d e su virginal p ureza. Los comprobantes

dichos sirven para

el

e sclarecimiento d e esta m ateria tan difi–

cil, segun asegura el Señor B enedi cto

XIV.

en el tercer tomo

c apí'tulo

2 5

de • u g rande obra a cerca d e la Beatificacion

y

C anonizacion d e los Santos: y en virtud de ellos, h abiendose

d!scutido est e punto en el C apítulo gener al d e la Orden Domi–

n1¡:ana, celebrado en R om•a

el

año t

656,

se d e claró solemHe·

m ente que F ray M artín de Parres había conser vado hasta la

muerte,

~a

pureza virginal d e sn alma y cuerpo.

S1

se hubiera tra.smitido h asta nosotros una relacion

e xacta d a

~u

espíritu,

y

d e todos los s uceso s d e s u vid a, ex·

p ondríamos los comb_ates que sostuvo para reprimir la

re~elion

d e su carne; las ocasiones q ue le proporcionó el D emomo pa•

ra que

s~ n~architase l~

flor de su p ureza, y los m edios con

que

~ons1gu10

qued ar siem pr e vict orioso. D el mismo modo

sabr~amos

con certez a, cuanto ti empo tuvo que luchar con

tan

obstmados enemi gos; y si por h aber triunfado en algun com•

b ate m as fuerte que los anteriores le h izo Dios la merced de

q

ue e

-

h

'

E

s ensenorease

asta la muerte, sobre tod as sus p asiones.

s muy probable que tod o esto acaeciese. A lo m enos, cuan•

d,

0

estubo adornado con los dotes glorioso s d e que se habla·

r a mas adelante;_ cuan?o er a ".isitaao d e los ;ngeles, y cua':!do

t odo lo gue se ve1a en el acreditaba su intima union con Dios;

n o

pu7d~

dud.arse d e que

goz~ba

una paz inalter able por _el

somet1m1ento d

6

t

·

r

• ·

~

·

·b·

d ·

e

': 1 par e m1en or a la superior

y

de que re•

ci

ia

esde esta v ida e l prem io d e su v irginid; d .

Justo ' El1

p or _lo tanto, que nosotros celebremos su castidad vi-rginaH