--.11'8-
verdad conserva
humillado.elentendimiento en los peca·dores
que conocen su
criminal miseria, y d es_ean verse libres de
ella
;,,~en
los justos que
reprn~en
sus pasiones. Y
co1~10_
en
estos Ja humildad no solo depnme el orgullo delenten chm1en•
to sino tambien somete el corazon; el primer e fecto que
p~o·
d~ce
en
el
·alma, es la compasion de si m isma, la tristeza, el
dolor y confusion, medírando lo que ha sido? lo que
e~,
y
lo
que puede ser.
Pero la vista de J
esu-Cr~sto
c:uc1fica<lo,
modera los sentimientos de esa amarga cons1derac1on, por la
confianza que inspira al alma contrita y humillada; y J?Or· que
cuanto mas se penetra de su propio demerito, tanto mas es
abismada en
el
pielago inmenso de la infinita misericordia.
Allí crece su amor al que siendo Dios se hizo hombre,
y
murio porque le amase; y alli ese di vino am or se difunde
h acia los projimos, compadeciendose de sus miserias,
y
de–
seando remediarlas.
Cuando
el
alma
a
pesar de estos sentimientos, no
reposa en la persuacion de que esta justificada, pm·que no
obstante toda certidumbre moral, puede ser objeto de ódio,
y no de amor; y porque á la luz d e la verd ad sabe,-que
aun el mas justo debe justificar se mas ; la· humildad de
corazon que le · abrió el camino de
la
justicia, para que,
siendo por la culpa original ó t ambien por las personales,
esclava del Demonio, fuese
delic~osa
mansion de la Santísima
Trinidad; ella misma es quien la excita, acompañ a y sostiene
hasta el term·ino de su dichosa carrera. La hace conocer que
su mudanza es obra del excelso: y qne si por tan grande bene•
fi cio se ha glorificado su Misericordia, ella d ebe hacer que por
su profunda humillacion, se glorifique su Justicia.
Procura
d esde entonces ofrecer continuamente al Eterno Padre, la vic–
tima Di vina inmolada en
el
calvario y en nuestros altares, en
satisfaccion de sus d eudas, y m1e s us pequeños sacrificios con
el de Jesus, para que le sean meritorios: ve
á
las criaturas
ra~i?nales
y
á las
i_n~acionales
qu.e la sirven y consuelan, como
rn1.1?1stros de _la d!vma clemencia; de su justicia á las que
l~
a~1J en
y
atormentan;
y
todas la excitan á bendecir y alabar a
D10s, P?r que
s~
digna tender una b enigna mirada sobre tan
d espreciable cnatura. Crece su humillacion cuantas veces
~ie1?t~
la rebelion de su naturaleza contra la le; grabada en su
~spm:n,
como efectú de su criminal origen, y de sus pasadas
mgrat1tudes: gime, porque no puede librarse de ese cuerpo de'
muerte)' de pecado;
y
confesando que es mucho mas delin·
cuente alos ojos de Di<?s que
a
lo!' suyos, le pide
perdon. \l~