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lo¡
13e~ados
ocultos,
y
de cuantos habrían cometido
otrn~
personas por su causa. La verdad que le inspira tan santos
ejercicios interiores, y que la purifica de todo afecto a !!4.ter–
reno, la inflama en el amor di vino, y atrae sobre ella
l'i5I'
sa–
grados Dones del Espiritu Consolador. .Y al modo que los
Apostoles cuando fueron abrasados con el fuego d el Divino
Espíritu, s·e regocijaban en las persecuciones y tormentos,
y
amaban
á
sus enemigos, ofreciendo sus vidas por salvarlos; asi
el alma en este estado, no solo se resigna en los padecim ien–
tos,'sino tambien los ama, y
a
cuantos se los ocasionan. Pene–
trandola luminosos rayos d el Di vino Sol de justicia, vé salir
d e su interior innumerables faltas que no conocía, á la manera
que asquerosos insectos se anidan en un lugar inmundo y pes–
tilente, cuya horrorosa vi sta la confunde y anonada, hasta el
e.stremo de reputarse la criatura mas miserable y pecadora,
objeto ele la divina indignacion, y merecedora de que todas
la desprecien y abominen.
Es indudable, que suele Dios d e cuando en cuando
hai::e1·les gustará estas almas humildes, las inefables dulzuras
de su infinito amor, cuyo sabroso deleite las persuade
a
lo me–
nos momentaneamente,
a
que Dios mora en ellas por su gra–
cia, y
a
que sus nombres estan escritos en el I!.ibro de la vicia;
pero es mas profunda su humillacion, cuando son mas favo–
r ecidas, porque entonces ven con mas clat idad lo que desa–
grada
a
Dios la mas pequeña falta,
y
cuanto le ofendi eron
con las suyas. ¿Y quien podrá esplicar su amargo dolor
y
profundísima humillacion, luego que vueltas á su estado or–
dinario, esperimentan la aparente ausencia de esé Espíritu
vivificante, que tenia
a
raya no solo sus potencias, sino tam–
bien sus sentidos? Quisieran tener alas como de paloma, para
volará él y reposar en su regazo; pero agr.avadas con el peso
d e su cuerpo corruptible, se reprenden á si mismas, por el ve–
hemente deseo que tuvieron de que con su amorosa presencia
las consolase nuevamente el amado: y creciendo m as y mas
su amor á las humillaciones y desprecios, los buscan con mas
ardor, que los mundanos anhelan los honores y riquezas.
Vélas el Señor profundamente humilladas; y
levan–
tandolas 9el polvo en que yacían, se une estrechamente
a
ellas,
y
las coloca entre sus castas
y
predilectas esposas. Su vida
en adelante es divina, y su humildad se asemej a á la de los
Anjeles y Bienaventurados, quiene.s contemplando al Sumo
Bien, el
iñfin~to
amoºr con que las crió y redimió sin merecer–
lo,
y los extraordinarios medios. da que se valió para >arvar•
las, se anonadan sin medida
y
le tributan eternas alabanzas.