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-79-

lo¡

13e~ados

ocultos,

y

de cuantos habrían cometido

otrn~

personas por su causa. La verdad que le inspira tan santos

ejercicios interiores, y que la purifica de todo afecto a !!4.ter–

reno, la inflama en el amor di vino, y atrae sobre ella

l'i5I'

sa–

grados Dones del Espiritu Consolador. .Y al modo que los

Apostoles cuando fueron abrasados con el fuego d el Divino

Espíritu, s·e regocijaban en las persecuciones y tormentos,

y

amaban

á

sus enemigos, ofreciendo sus vidas por salvarlos; asi

el alma en este estado, no solo se resigna en los padecim ien–

tos,'sino tambien los ama, y

a

cuantos se los ocasionan. Pene–

trandola luminosos rayos d el Di vino Sol de justicia, vé salir

d e su interior innumerables faltas que no conocía, á la manera

que asquerosos insectos se anidan en un lugar inmundo y pes–

tilente, cuya horrorosa vi sta la confunde y anonada, hasta el

e.stremo de reputarse la criatura mas miserable y pecadora,

objeto ele la divina indignacion, y merecedora de que todas

la desprecien y abominen.

Es indudable, que suele Dios d e cuando en cuando

hai::e1·les gustará estas almas humildes, las inefables dulzuras

de su infinito amor, cuyo sabroso deleite las persuade

a

lo me–

nos momentaneamente,

a

que Dios mora en ellas por su gra–

cia, y

a

que sus nombres estan escritos en el I!.ibro de la vicia;

pero es mas profunda su humillacion, cuando son mas favo–

r ecidas, porque entonces ven con mas clat idad lo que desa–

grada

a

Dios la mas pequeña falta,

y

cuanto le ofendi eron

con las suyas. ¿Y quien podrá esplicar su amargo dolor

y

profundísima humillacion, luego que vueltas á su estado or–

dinario, esperimentan la aparente ausencia de esé Espíritu

vivificante, que tenia

a

raya no solo sus potencias, sino tam–

bien sus sentidos? Quisieran tener alas como de paloma, para

volará él y reposar en su regazo; pero agr.avadas con el peso

d e su cuerpo corruptible, se reprenden á si mismas, por el ve–

hemente deseo que tuvieron de que con su amorosa presencia

las consolase nuevamente el amado: y creciendo m as y mas

su amor á las humillaciones y desprecios, los buscan con mas

ardor, que los mundanos anhelan los honores y riquezas.

Vélas el Señor profundamente humilladas; y

levan–

tandolas 9el polvo en que yacían, se une estrechamente

a

ellas,

y

las coloca entre sus castas

y

predilectas esposas. Su vida

en adelante es divina, y su humildad se asemej a á la de los

Anjeles y Bienaventurados, quiene.s contemplando al Sumo

Bien, el

iñfin~to

amoºr con que las crió y redimió sin merecer–

lo,

y los extraordinarios medios. da que se valió para >arvar•

las, se anonadan sin medida

y

le tributan eternas alabanzas.