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dt'e

módo

se

conservaba siempre humillado

y

abatido,

y

vi- ·

,•iendo en convento grande entre una numerosa Comunidad,

fue t

.!

su prudente cautela, que alca'.1zó

la

gloria de ser per–

fecto 1umilde, conversando del mismo modo oon los que

no creyendolo verdadero virtuoso, le oprobiaban ; como

con los que conociendo su sólida pie<dad, le !espeta.han.

Y,

como por m11chos . años solo se notase en el, fidelidad

como enfermero y Religioso, hasta que Dios se dignó ma–

nifestar ºparte de los dones sobre-naturales con..

~ue

h.abia

enriquecido su alma,.le reputaban los mas un Reh31oso e3em–

plar; <ltros .un hipócrita; y si algu'.1os

t~·aslucian

.algo de su

eminente virtud, reservaban en su mtenor este piadoso con–

cepto: por lo cual no es estraño que padeciese en el convento

muchas vejaciones, de las cuales apuntaré algunas.

.

Haciendo la barba

á

un relijioso, le quitó el pelo de

la cabeza, dejandole pepueña y baja la corona segun previene

la

regla. Y porque aun en esto se introducen usos profanos

én los conventos, advirtiendo el religioso que no le había

cortado la corona, como

é

1

la usaba, se enfureció contra Fray

Martín diciendole: "Eres un perro mulato, hipócrita, enga–

"· ñador." Hallabase presente Fray Alonso Gamarra, celador

y

pedagogo de los novicios y profesos, y por

est~

falta de

respeto, mando al corista que se diese una disciplina, y que

solo tomase en ese día pan y agua.

Fray Martin stifrió con

paciencia y alegria las injurias del religioso, y pasandole un

paño sobre la cabeza, y haciendo que se mirase en un espejo,

le dijo: "que reparase haberle cortado bien el pelo, y estar

bien hecha la corona". A mas de esto, rogó al padre zelador

y

á

los Superiores, que suspendiesen la pena impuesta, dis·

culpando al corista de este modo: "El hermano tiene razon,

Y

ha dicho

.ve;da~,

porque soy un perro mulato, gran

pecad~r

.pues conoc10 a m1 madre que era negra" Y en el mismo d1a

estando en refectorio la comunidad envió al corista un obse–

quio de paltas y melocotones. Toclo lo dicho deciaró el re·

lijioso, despues de muerto Fray Martín.

Jnsultól~

un relijioso sin m.otivo: diciendole perro

.~u­

lato, t;u n? debia.s estar en el convento, sino en un pres1d10.

Postrose a sus pies el Siervo de Dios, y besandoselos con

el

sembl~n~e ~legre,

le dijo: que mucho mayor pena merecía

-por sus m1quu;lades.

. .Habiendole lla;nado un relijioso enfermo, para

qu~

1e

1:11~1.strase

el r emedio conveniente

á

su dolencia, porque

e.

su 3u1c10 demoró el auxilio, le increpó

y

vilipendió hasta

el