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Siendo pues la humildad la basa sólida
y
profunda~
sobre la cual debe elevarse el edificio de la perfeccion, sin
ese c.imiento, facilmente lo desploman las pasiones que ofus–
caa
··~) entendimiento
y estravian el corazon. Estan mas es.
puestas
á
esta ru_ina espiritual,
l.asper~onas
queminca
s~>n
abatida>, calumniadas y perseg
uidas, sino por
el
contrario,
alabadas y distinguidas, por el concepto,que han adquirido de
extraordinaria virtud; y tanto, que algunas de estas han tenido
la
desgracia de que el error y la mise11ia las predp1tasen en
el infierno, despues de haber bvillado como estrel!as del firma.
mento. Suelen ocasionar esta infelicidad, los que sabiendo por
su autoridad, el adelantamiento espiritualde alguaas personas,
lo comunican
a
otras; y tambien las que por indiscrecion
ó
¡¡.
get>eza, bajo vanos pretestos de buen ejem¡>lo,
y
de instruc·
cion fam,jlíar, revelan de si mismas lo que debian ocultar dí·
cíendo como lsaias:
Mi
secreto
p.ai·a mí, mi secreto para
mí.
Result& de esta imprudencia, q
ue .persa.nas pobres
y
deseo•
nocídas,
á
quienes convenia víviQ·
siem,1n~e
en la obscuridad
y
abatimiento; viendose visitadas por 0tra:s de la mayor jerar.•
quía, que les encomiendan sus negocios, socorren sus nece•
sidades,
y
aun exi;jen tal vez du ellas, que les profetí'Z!en el
éxit0 próspero ó adverso de sus pretensiones; se comrlazcan
on la estimacion y alabanza,
y
desdeñen con enojo, Hos que
las desprecian y anonadan.
No se ocasionarian tan funestos males, si tod<>s consi·
deraras, que solo Ii>ios conoee cuando
el
alma está bien purifi·
cada, de modo que la confundan y humillen los aplausos
y
hono·
res, que por lo comun ensoberbecen
á
los pecadores
y a
los im–
perfeotos; y que por eso, sol0Di0s sabe el tiempo oportuno de
exaltará los vii;tuosos que elije para su
may.orgloria
y
preve·
cho de otras almas.
J
esu-Cri!>t'lnos dró
por treinta añ0s, la lec·
eion mas importante s0bre esta materia, observand0 profun·
do silenc
io dnrante ese largo tiempo; y pe1·maneciendo ocul·
to en su
reti.ro, siendo la :vevdadera luz que i-lumina
á
los
hombres,
'Y viendo
á
todos cubiertos de las densas tinieblas
d~l
error. Cuando por órden de su E.tetmo Padre, sa·1ió
á
pre·
dtcar el Evangeli0, privó
a
su cuerpo de la gloria que le era
debida, aunque su manifestacion -habria .sido suficiente para
con:ventlr
.el
universo:
y
cuando su·spendió :pot> un momento
este milagr:o en el Tabor, para fortificar:
la
fé
de sus •tre5
ai;nados discipul0s., les mandó •que no dijesen lo que habían
Nilsto, hasta-despues que resudtase, prefitiiendo en esta vida_,
la.s humillaciones
é
ign0m>nia de la Gruz,
.á
la gloria acci·