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Santo, tenia fija su mente en Dios,
y
p_racticaba
a
~onr~ s~ya
todas sus obras. Y como la prudencia que •olo tiene a D10s
por
~aneo
de todas sus acciones, es virtud propia de los ?ie–
naventurados y de algunas almas mu)'. perfectas en esta
n<la;
segun enseña S. Tomas en la 1,2,cuest10n 61? no puede dudar–
se de que fue una
~le
estas la de
Fr~)'.
Martm. De lo que se
deduce, que c_ons1stiendo la
her01~1dad
de
'.ª
prudencia, no
solo en la considerac1on de los medios apropiados para el fin
sobrenatural que se propone, sino
.tambie~1.
en la aplicaci?n
oportuna de cada uno, se conoce. su hero1c1dad en esta vir–
tud, "por el heroico ejercicio de todas las <lemas.
Por lo tanto, ¡Cuan sublime no seria la prudencia de
este Siervo ele Dios, que desde su tierna edad procuró tener
.á
raya sus sentidos, evitar asociaciones peligrosas, é implorar
el auxilio divino en la oracion! Quien sino Dios, ilustrando
su espíritu,
é
inflamando su corazon, pudo inspirarle desde
entonces .profundo conocimiento de la humana flaqueza,
y
necesidad de ser socorrido
a
cada instante por la gracia? Esa
misma divina luz le hizo abandonar el mundo,
y
abrazar
el
estado mas perfecto;
y
ella no le faltó j amas, pues cumplio
~antamente
los deberes que contrajo en la reli gion.
P ero co–
mo aun las almas mas iluminadas estan· espuestas
á
errar, ó
por ilusion de Satanás, ó por vana confiµnza de si mismas,
ó
P?r
precip~tacion
en sus juicios
y
deliberaciones; para
prcv~mr estos riesgos, y acrecentar el merito ele sus obras, practi–
có todas por obediencia,
y
no hizo ninguna sin el dictamen
d e.sus Confesores,
y
de otros Sacerdotes sabios y piadosos,
¿Que prudencia no le notarían estos en
d
trato con los relijiu–
sos
s~nos
y
enfermos; que pureza de intencion; que amorti–
guamiento de pasiones,
y
que dominio sobre todas ellas, pues
le pe_nnitian sal_ir
el~
su r etiro para practicar tantos ej ercicios
p~bhcos
de candad? Todo esto,
y
cuanto se observó en la
vida ele este admirable varon, comprueba haber sido adorna–
do de
~quella
altísima prudencia que no conoce el mundo,
y
que D-1os concede á sus mas favorecidos.
,No fue menos extraordinaria la que ejercito con res–
pecto a los. dem_as. Ya se há dicho el zelo que tenia por
calmar las d1senc1ones domesticas
y
claustrales,
y
Ja facilidad
con que lo conseguía su prudencia.
P ero esta .se conijrma
aun mucho mas, por el don . de consejo con que resolvia la•
dudas en los casos mas arduos,
y
por el exito favorable de
fO·
~~s
sus determinaciones. Tan notorios
y
acertados.eran sus
Q1<;tamenes, que ib<UI
á
SI!
_celda para consultarle sobre diver•