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líar de la inqui>icion,

y ·

oblada el dinero

~orrcspondientc,

no

le habian llegado los .dcspr.chos despues de tres .ó

enat~o

ª""'!

<:orrid•'.\!:• desde su solic1tnd; consolole Fray Martm, d1c1cndole.

"La "racia está concedida, y muy presto llegarán los despachos. "

VeriÍic0sc el prcsajio

á

los quince dias.

.

..

Trajeron de Espa_ña

á

Lima cuentas del

Ros~rio,

d1cmn–

do que eran de una Reh11osa

llam~da

la l\Iadre_ Lmsa Camon,

las que se ar·reditaron proni.amcnte en e_I vulgo 1g11oran,te,

~UP?":

niendo que no se condenar1a q111en tuviese alguna.

Cons1gu10

t1 es el Rrjidor

D·rn

Jua¡.¡ de Figueroa, amigo de Fray Martin,

y

le llévó una con grande encarecimiento; mas aunque diez

veces le inst(• para que la admitiese, no quiso tomarla. Despues

de :ilcrunos t:lias llegó órrlen de la Suprema Inquisicion, par!l

que

s~

rccojiescn todas las cuentas;

y

el Rejidor infirió que Dios

habria

r~vclarlo

á

F ray l\fortin el resultado de las cuentas, y

que por eso no habria adm itido ninguna. Mas yo creo que sin

revelacion habria hecho lo mismo el Siervo de Dios, porque no

era credulo supersticioso como el relijioso y otros muchos que·

dan credito

á

esas patraiias, no obstante ser enteramente opuestas

al Evangelio y

á

la divina Ley, sin cuya fiel observancia hasta

la maerte ninguno se salvará.

A su don de Profecia deben tambien referirse los extraor"

<linarios sucesos de les novicios que fugaron al Cercado, y otros

semejantes, de que he hablado en el articalo de la caridad. Y

se le comunicó esta gracia en tanto grado , que anunciaba la

muerte de algunas enfermos desde el principio de su mal, aun

cuando los medicos no conocian el peligro: en cuyo caso no

se apartaba del paciente;

y

por el contrario aseguraba la salud

de otros que habían sido desauciados, de los cuales se separa–

ba muchas veces:

Se observó esto enlrc otros muchos, con el

Padre Mae•tro Frny Remando Valdez, siendo nüvicio, y con

el Señor Obispo Don Fray Cipriano de Medina, cuando era

Lector <le teolojia; pues miró con desprecio la grave enferme•

dad de cada uno, aunque el primero no tuviese esperanza de

vida segun el juicio ele los Médicos.

, Luego que moria alguno, si estaba en el purgatorio, lo

daba a ente¡.¡der encargando que lo encomendasen

á

Dios,

y

del que no necesitaba de sufrajios por estar ya "lorificado, era

indicio cierto la alegria de su rostro.

"'

Por último parece que para él no habia nada oculto.

Co.Aoci~

á

los que robaban alguna cosa en la roperia, y los sitios

donde guárdában el hurto, y

ú

muchos mas de los que se

han referido, profetizó muy anticipadamente los aucesos

pro•

peros ó adversos que habian de sobrevenirles.