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fendido
Íl
su esposo contra el di ctamen de su madre: que hdbia
obrado bien su sobrina, y que lo hiciese asi siempre; lo que dejó
á
to~os
admirados del prodijio.
Viviendo un hombre amigo de Fray Martín, i_nal amista–
do con una mujer, salió por la tarde íle su casa, para
ir
á la de
ella, con el fin de satisfacer su brutal apetito. Encontrole en
l~
calle el Siervo de Dios, y lo detuvo · mucho tiempo hasta cerca
de la noche, haciendole varias preguntas, hasta que por ultimo le
dijo: vaya usted
y
conocerá que Dios lo ha librada no solo do,
la muerte temporal, sino tambien de la eterna. Llegó el hombre
á
la casa, y vió en ella muerta
á
su complice por el techo de .la
habitacion interior que se habiu desplomadó. Despavorido
y
confuso buscó
á
Fray .Martin, y le refirió lo sucedido; quien exor.
tandole
á
que arreglase su vida, tuvo el consuelo de que en ade–
lante viviese como verdadero cristiano.
Siendo muy intima la union espiritual de Fray· Martín
Parres con Fray Juan Masías, necesitando Fray Martin enviar
una carta á su amigo Fray Juan Masias, se
la remitió con
un
niñó de doce años de edad poco mas
ó
menos, que frecuentaba
el convento del Rosario y la enfermel'ia, como otros varios niños,
porque Fray
.l\~~rtin
le.s daba diariamente pan,
pasa~
y otras go–
los1~as.
Rec1b10 el mño la carta cerrada, pero sm oblea, y
abnendola en la calle, la vCJ!vió á cerrar Jespues de haberla
leido. Luego que llegó á la Hecolela Dominica, vió á Fray Juan
en la portena, quien antes de recibir la carta, dijo al conductor:
· " Muchacho, ipor qué has abierto y leido la carta q11e te dió
"para mi elHermano Fray Martín Parres? No lo hagas otra vez,
" porque es pecado." Al oir esta reprcnsion, .se atemorizó tanto
el niño, que empezó
á
retirarse de Fray Juan; mas este lo con·
tuvo acariciandole
y
dandole frutas. Entregole luego otra carta
para Fray Martin, encargandvleque no la leyese, porque pecaría.
Mas recelando el niño que Fray Juan avisase •en su carta
á
Fr.
Martm; que había sido violada su confianza, a:0rio en . el camino
la carta de I?ráy Juan,
y
satisfecho par su•foetura, de que no
1
se
le acusaba, cerró la carta y la entreaó
á
Fray Martin en su coiJ.
vento del Rosario. Al redibirla el S
~rvo
de Dios,.le dijo: "¿No
:; te
b~stabu
haber abiei·to
y
leido mi carta, sino ·que has hecho
,, l.o mismo con
l,a de Fray Juan Masías, sin embargo de haberte
· ,,
~.l enc~rgado
q.ue·no la abrieses porque pecarias? •No seas
~u;
110~0.
ll
1nco¡reJ1ble.''. Avergonzose•taTito •el niño, que se retiro
_prec1p1tadamente, y por largo tiempo no visitó al Siervo de Dios•
.
~espues
qne este murió publicabael
suc~so,
varacomprobar
Ja~~!l·