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-131.–

ARTICULO

4,

1:1

~u

J)iscrecio.n de espíritus, Don de

lenguas~

l nlerpretacion

de

p alabras.

.

"

.

.. Por discrecion de espiritus se entiende la penetracion

é

1nteh1enc1a de los pensamientos ajenos, cuyo conocimiento es

reservado

á

Dios, y

á

quien se dignn comunicarle.

Tambien

consiste esta gracia en la rectitud con CJ UC

ju~ga

el <]Ue la tiene,

de todas 'las impresiones

y

m.ovimientos pertenecientes á la doe>–

tnna ó

á

laa costumbres, cuando se puede dudar si son inspira·

<los de un buen

ó

mal espíritu.

Pero como puede . adquirirse

esta discrecion, por el estudio

y

lectura de los Santos Padres,

y

de lbs escritores asceticos y 1uisticos, dicho don edquirico no

es la gracia gratui ta de que hablamos. C<insiste esta en que no

por propio trabajo, sino por una luz infusa, quien la ha recibido,

discierna facilmente y sin peligro de errar, el principio bueno

ó

malo de que provienen los pensamientos

é

inspiraciones asi pro–

pias como UJenas, para acertar en la eleccion de unJs, y en el

desecho de otras, y para que igualmente las adopten

ó

despre–

cien los demas.

Quien tiene don de lenguas,

ó

habla las ele diversas na–

ciones ó pueblos, para instruccion y provecho.ele los que le es–

cuchan;

ó

hablando en su pro¡)io .idioma, se hace entender de

su auditorio.

_

Por gracia de interpetracion de palabras, se entiende

~o

solo la de verter en un idioma lo que se ha hablado

ó

escrito

en otro, sino tambien la de esponer

y

esplicar con ·claridad el

sentido oculto y misterioso de las palabras, que no p.enetran to·

dos, aunque entiendan el idioma en que se hablan,

ó

en que

están escritas.

No puede dudarse de que Fray Martín fue dotado de la

discrecion de espíritus; pues como se ha dicho

~raland.o

.de

Bll

.caridad y de su don de profecia, penetraba , los' pensam.1entos,

!deseos

y

resoluciones secretas de sus projimos..

TamJ:ii.ll!

l

d1s–

cernia de que espíritu provenían las inspiraciones impresas

en la mente propia

y

ajena; puesto que frustraba &iempre los

ardídos del Demonio, aun cuando este le sujiera alguna cosa

con la apariencia de bien,

y

que del mismo modo resolvia ,con

acierto lo que debian practicar cuantos le consultaban sobre

algunos casos obscuros

y

dificiles, como ya dije, ·elojiando su

prudencia.

Que

poseye~e

el don de lenguas, lo comprlleban d.ecla-