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-11s-

Jl!lilagros verdader11s.

· Plantó F. ilhrtin en Limatambo, mas de seis mil pies de Oli–

v~>,

los cualesaldiasiguiente de plantados,tenian retoflos

~10jas,'

sm que mngunose mnlograse,los que

fu

dado copiosísimos frutos

para socorro de la Comunidad. Y como nuestros agricultores •

suhen_por esperiencia, que cada pie de Olivo no rctolia hasta pa–

sados tres meses,

y

que sus retoños no se ensanchan en hojas,

hasta el aiio, es claro que

fué

milagroso el desarrollo en pocas

horas de todos los pies plantados por Fray .Murtin.

A

mas .de

lo dicho, sabemos que se malogran siempre muchos pies, ó por

el rigor de las estaciones, ó por la estercor.acion de los pajaros,

lo que no se observó en ninguno de los numerosos'pies que plan–

tó el Bieri'aventurado l'orres.

Llenó de admiracion este suceso

á cuantos fueron testigos de él; se probó la verdad con declara–

ciones autenticas,

y

para perpetuar su memoria, se le llamó des–

de entonces, el Olivar de Fray l\fartin.

En el año de

1634,

fueron tan copiosas las aguas del

caudaloso Rimac, que desbaratando el fuerte muro construi–

do para i·eprimir su corriente, se desbordaron con

ímpetu, y

arruinaron gran parte de la Iglesia llamada de las Cabezas, que

está

á

poca distancia del rio. Vió Fr-ay Martín este estrago

desde su convento, por estar situado en el lado opuesto del rio; y

corriendo inmed.iatamente al templo inundado, impidió que el in–

menso concurso sacase las im:igenes

y

alhajas, asegurándo que

el rio no haría mas daño á la Iglesia.

Inmediatamente tomó en

Ja mano tres piedras,

é

iuvocando

á

la Santísima Trinidad, Pa–

dre, Hijo y Espíritu Santo,

y

arri>jando IAs tres en el rio, una ha–

cia arriba, otra hacia abajo, y otra en el medio, retrogradaron las

aguas al momento,

y

se contu,•ieron en su lecho.

.

Juan Vazquez natural de Estrcmadura, que habra po_r

algun tiempo acompañado á Fray l\Iartin

estando este en L1-

matambo, padeció uaa grave y larga enfermedad, y mejorado

de ella, quedó con los muslos, piernas y pies muy hinchados.

Careciendo en Lima de consuelo,

fué

con sumo trabajo en bus–

ca de su bienhechor Fray Martín.

Salióle este al encuenrro en

la mitad del cammo, tal vez sabiendo por revelacion que Vaz–

quez iba en busca suya, para ahorrarle la

molestia

de cammar

tanto en ese miserable estado, y para que los

que.se

hal_Jaban en

la Hacienda, no fuesen testigos del milagro q

ue Dios

le msp1raba

hiciese en su nombre.

Sea de esto lo que fuere, Fray l\farrm

despues de haberlo alimentado, se puso á orar por la salud .del

pacien,e

1

quien

oyó

al Siervo de Dios estas palabras, al ter'.11m&T