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En tiempo ele recreaciones un Novicio ele la Recoleta

Í1o·

ruinica qne tenia un cuchillo, hirió casualmente

á

·otro Novi.

cio

~1

dos dedos ele la mano, por quitarle _una manzana. 1'.'ué

copill'so el derrame de sangre; y contemcla esta, sobrevino

fiebre,

y

se inflamo mucho la parte.

Supo el Novicio que

Fray Martín estaba en

PI

convento con Fray Juan Masía•,

y

lo llamó para que lo medicinase. Llcgú este, y haciendo

la

señal de la Cruz,

é

invocando

á

la Santísima T1inidad, aplicó á.

la mano las hojas de nna yerba, y consolando al paciente, le

dijo. que sanaria con esa sola cmacion. Disipóse Ja fiebre,

y la inflamacion cedió brev emente.

Curandose con fricciones mercuriales el

~a~lre

Fray

Lorenzo Gnarnido; le. sobrevinieron síntomas grans1mos, sin

<lnda por el método barbara con

qu~

se administrab an las

unciones en ese tiempo. D esauciado de los Médicos, y des·

pues de haber recibido los Santos Sacramentos, entró

á

verle

Fray Martín, y hallandole mny sediento, preguntóle, si bebe-

1-ia toda la agua que le tra,jese. Contestóle qne sí;

y

el Sier–

vo de Dios Je dió

á

beber grande cantidad. Dnnnió toda la

noche el enfermo,

y

al dia siguiente lo vieron sano los Médicos.

Hallandose mny molestado de fiebres intermitentes

Fray Andres Martinez,

y

no sabiendose en ese tiempo

la

efi–

caci a de la Quina, dijole un día Fray Martin, que en esa no–

ch e se baiiase en

la

pila. Hizolo asi el enfermo, aunque des–

confiando de ese desusado

é

irregular remedio. Salió ('utumido

del b año, entraronle en cama, durmió hasta la tarde del clia

siguiente, y no le repitio mas la fi ebre.

F ebrecitauclo gravemente el Padre Provincial Fray Mi.

guel Correa ·!'acheco, le dió

á

b eber Fray i\'Iartin mucha agua

fresca, y sano luego.

A una esclarn ele la hermana del Siervo de Dios, hi–

xieron en Ja cabeza. Dióle el Cirnjano ocho puntos de sutu–

ra. como se practicaba entonces, y habiendosele hinch arlo mu–

.;ho

la

cabeza, ll amó el arna

á

su hermano Fray Martin, quien

la consoló dicienclola, que sana.ria pronto su esclava. Quité.

los puntos, mojó un lienzo en saliva, y rnspando ' la pared,

echó un poco de tierra sobre el lienzo humedecido. Aplicó este

lienzo embarrado sobre Ja herida, despues de haber hecho

sobre ella la señal de la Ci•uz, y sanó el herirlo brevemente.

Visitando á, Fray Martín un amigo suyo de vida ejem–

pla~'-

se le. auruento 1i:mcho un dolor de cabeza quo

padecí~.

Salto el Siervo de Dios de su celda, p ara preparar

á

su aim–

go el desayuno,

y

aquel entretanto se acostó en la lnu;>ikle