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't'nn poderosa es esta refle,csion en
P.1
presente caso, qu.c
se valió
1.k
ella el
P.
Procurador
de
la causa,
á
fin de que no se
duda!jf de la rcsurcccion de Fray Tomas, añadiendo
pnra
dar
ma svl'rlor
á
la prueba, estas palabras de un Teologo respetable:
Hs
mayor mi/agm resucita¡·
á
un b1·uto irracional, cuya alma fene–
ce con el cnei·po, que
re.~tit<Úr
la ·vida
á
un hombre muerto, cuya
alma es inmortal, y vive rlespues que desamparó
Slt
cuerpo.
Tambien prcsuu10 que un hecho
tan
ruidoso, como la resurrec:on
de
F ray
T":nas
:í
,·isla de la comunidad, llamaria justamente la
atcnci<;n del Prelado
y
del confesor del Sierrn de Dios,
y
que
este ultimo
ú
lo menos lo obligaria á declararle lo que se le ha–
bia revelado sobro la maerte riel Religioso,
y
la voluntad de
D ios de resuci ta rle. Estos moti,·os
ú
otros semejantes obligaron
sin dud a
á
los s<1 bios
y
Santos Religiosos que hab1a en ese !iempo,
á
creer
In
resurec·cinn
~e
ese hermano por la oracion ele Fray
l\'Iartin, y
á
que estampase como indudable este prodigio el
P,
Procu rador de la causa, en la e.<posicion que hizo al Papa sobre
fas virtudes heroicas de Fráy J\fortin.
ARTICULO III.
Su Don de Pi·ofecia.
Este don consiste principalmente en el conocimiento an–
ti~ipado
de las cosas futuras, segun San Gregario en su Homilia
primera sobre Exequiel, y del misn:ió paMcer son algunos teo–
logos.
Sin embargo muchos comprenden en esta gracia gratis
dada, no solo el conocimiento
y
manifestacion de las cosas futu–
ras, sino tambien el de las pasadas ó presentes. que por lo oculto
de ellas, ó por la distancia, no pueden conocerse en el tiempo
y
circunstancias
q1rn
se conocen
y
manifiestan, sin que Dios las re–
vele, cuya doctrina se comprueba con varios pasajes de
In
Sa–
grada Escritura. Sobre la profecia de cosas futuras, decia Isaias
en el Cap.
41,
verso 23,
á
los gentiles enemigos de Israel,
y
ado–
rádores de sus idolos.
Anunciad lo que Ita de sei· en
lo
veniti,e–
"º•
y
sabremos que vosotros sois D ioses.
Y en la primera Epis–
tola del Apóstol San Pedro, capítulo
1
verso
10
y
J
l, se leen es–
ta s palabras:
Los Profetas vaticinaron de
la gracia que habia
de venir
á
vosotros•
.•.
anunciando los suji·imientos que habían
de ser en Cristo,
y
las glorias que los seguirían.
Acerca de co·
sns anteriores, se dice en el Evangelio de S. Juan, capítulo 4, verso
l ~,
y
19
haber profetizado Jesus § la Samaritana sucesos
pasado~
Cinco maridos Itas tenido,
le dijo,
y el que ahom ti¿nes, no es tu
marido.
La
Samaritana le contestó:
Señor, ·veo que tu eres
frefeta.
Que se estienda tambien la Péofecia
á
sucosos
pre~en;'