-114-
\.ro ·Fray Lnis
Corn~jo,
pasando sual'emente un cst.ileLe
d~
acer-0·
al rededor del lobanillo, cayó este sin que el paciente smlrnse
ning 11a molestia.
.
Mejorú tambien
a
otros muchos enfermos, asegurando.:
les su restablecimiento, y aun sanandolos con sn tacto,
c.
solo con el de su ropa. Entre estos es mas notable lo que
pasó con Dolia Fra.ncisca Velez, esposa
el~
Don Mate.o
P~~tor,
íntimo amigo
y
bienhechor de Fray Martm.
Padec1a
mcl~a
S eñora, un dolor de hijada agudísimo, y estando con él, sm
que la
hubi~se
ali·:iado_ ninguna m_edicina, i:_ntró
a
vi.sitarla el
Siervo rle Dios. Alegrose con su vista la Seuora,
y
d1ciendole
que se Je acercase, porque sabia los predijios que obraba
Dios por su Siervo, 'tomó al descuido un canto de sn
ca~a,.X
aplicandolo llena de confianza
ú
la parte adolorida, se smtio
enteramente sana. Atónita al
cspertm~-ntar
esta mamvilla, es·
clamó de este modo. ¡Ay! "Gran Siervo de Dios es Fr. Mar–
" tin, pues solo el contacto de sn ropa me ha sanadó. Ya estoy
"libre dGl achaque." Confundióse Fray Martín al oír estas
p alabras, .v la dijo: "Dios ha hecho esto señora,
y
el Habito de
"Nuestro Padre Santo Domingo. Dé las gracias
a
Dios, pues
"
JO
_¡;oy un mulato, y el mayor pecador del mun1lo. Dios sea
" bendito, que toma tan vil instrumento para cons;olarla,
y
que
" no pierda su valor el Habito de Nuestro Padre Santo Domin·
" go, por vestirlo tau grande pecador 'como yo."
Saliendo Fray Martiu un día del com•enlo grande, vió
junto
a
si un toro bravo que estaban jugando en la plazuela,
Y
sigui&su camino sin que el bruto le tocase.
·
En
otra ocasion, subiendo el puente con un amigo suyo,
vieron qne se les acercaba un toro, y asustado el compaliero,
quiso subirse ál pvelil del puente. lmpidiólo F r. 1\1artin dicieu–
dole, qu" no tuviese cuidado, y luego que el toro estubo junto
a
ellos, lo auyento el Siervo de D ios azotandolo co1i su cinto.
Aunque todos los casos rnforidos no deben calificarse
<le milagros <le nn modo incontestable, no puede dudarse de
que
~u
l'llos ha contribuido principalmente
á
la sanidad. la
orac~on
del.S1en•o <le Dios. El
ns~
y aplicacion qne ordenaba
de srniplas rneficaces para la c11rac10u de males crraves, como
fa l)Jan;¡:ana asada en el finj o de sangre
&c.
hace
0
creer que se
valia de esos inútiles socorros, para qne á ellos se atribuyese
111
.cnrac10n;
y
cp¡u p
presaJiaba un exi to feliz aun
ú
enfermos de
gra~·i:>i_mo
peligro, sin r¡ue jamas fallas@ su pronostico, es ciar!)
que. D10s le nn-elaba la samdad rle esos pacientes,luego qu
e lerc¡gaba por ellos, yqpe
por ~,sp
les nsegnr¡iba sn
ris~ab_lyi;;l111i
~o.Jo,