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Segun esta cl'cencia que todos debemos tener, estamos

oblirrados en cadn momento de nurstra existencia,

ú

dar gra·

cias.,

á

Dios

por los bcndicios conocidos

e!

ignorados; pne.s

no

h.,,

instante en que nuestra consel'l"acion fisica y moral;

. 1

io se; debida á nna sél'ie mara,·illosa de portentos, de

lo~

cual es muchos no conocemos en

la

vida,

y

que los conocere.

mos cle.s1rnes ele la muerte, para excitarnos

a

una eterna

j

consolanle gratitud,

ó

á

un iuntil

y

amargo arrepentimien to:

A

lo menos, cuando recibimos algun bien extraordinario, aun•

que liayamo> puesto por intercesor un Santo, debemos dar las

gracias a Dios, y no atrib uir la mcrcecl

á

su Si.ervo, mientras

ele un modo claro

y

mani fiesto no se conozca qne por su in·

trrcesion concedió Dios lo que se le peclia.

Por f'jemplo: si

vn Siervo del Seiwr, en

la

"ida obrase un verdadero milagro

para bien de un necesita<lo,

ó

lo hici ese despues·de muerto al

tiempo ele invocarle,

ú

habiendose tocado alguna reliqui a suya

ó

nna estampa,

ó

aparcciendose

¡ti

¡:¡ue lo invocó al tie1opo que

i·ecibe el .bien deseado, no deberá

idarse de que Dios hon–

raba

á

su Sicl'vo en esas circnnstancias, para que hiciese en

su nombre ese milagro: en cnyo caso, sin defraudar la gloria

(\

Dios, imico principio

y

antor de todo bien, se podni tcstifi·

car solemne

y

sensiblemente por algun simbolo, la merced re–

cibida

á

ruegos de ·ese Santo, para excitar la veneracion de

los fi eles,

.Y

para que estos se valgan de su intercesion con

mayor confianza.

Supnesta la verdad

y

solidez da esta doctrin a, paso

á

rcfrrir los milagros dudosos atribuidos

á

Fray Martín antes de

esvoner los \·erclacleros.

Jlfi!agros dudosos.

Acometió en alta noche al P adre Fray Luis Guaclalupe,

un dolor tan agndo en Ja cintura, que se creyó necesario ad·

ministrarle los Santos Sacramentos. Entró

á

rnrle Fray Mar•

tin con un brasero de carbones encendidos;

y

tomandole el

en f~rmo

la mano para seiialarle el sitio adolorido, quedó al

¡rnuto enteramente sano.

Esclamó~I

enfermo diciendo: Bmh

<lito sea Dios' ya estoy bueno, se me ha quitado el dolor,

y

no

11ece.~ito

ningun rPmedio.. Avergonzúse el Siervo de Dios, arl·

vii·t.iendo qne se le atribuía la sanidad,

y

ba.iando Ja cabeza

confuso

y

humillado, dijo: ¿Así se bmlan de un pobre muhuo?

y

sin liablar mas palabra salió de la celda,

'y

fué

a tocar

~l

Alba.