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.-1os-

ciencia. Quiso Dios mnnifes tar de ese modo cu an gTato le era

el caritativo humilde y paciente celo con que se dedicaba

á.

i nstruir

f'll

'1os rudimentos <le la fo,

á

los negros

e

inclijenas

igno\intes,

á

rrtraerlos de los vicios,

á

que sufriesen con resig•

.Dacion su cautíverio, y se santificasen en

los trabaJ OS. Fué

t anta Ja ilustracion que Dios comunicó

á

este su Siervo,

y

t anta la fa cilidad, eficacia y prontitud con que contestaba.

á

las preguntas que se le hacían aun sobre los puntos mas clifici.

les ele la teolojia, qu<' era reputado sublime teologo.

Y

á

todos

no solo ·admiraban su sabiduria y ciencia, siendo un pobre

D onado que ni entenclia el latín, ni habia leido mas qup, al gunos

libros devotos que le prestaban con li cencia del P reládo, sino

que apoyaba sns resoluciones con el sentir ele los Santos Pa–

c1rcs, espe9ialmente de Santo Tomas, citando los capitnlos

en

que se clecicli an las cuestiones de que se trataba. Asi es que

fu"ron sus consultores,

y

aseguraron esta verdad, los relijiosos

mas sabios y respetables riel convento, entre los cuales se

numeran en el proceso de su cansa,

á

uno de los confesores ele!

Siervo de Dios, el

P. M.

F r. Juan Ar6uinao, catedratico de pri·

)Ila de teolojia en esta Universidad, que fué Obispo de Santa–

C rnz ele la Sierra, y despues Arzobispo de la Nueva Granada;

á

l•'ray Cipriano de Medina, tambien catedralicu ele prima,

y

Obispo de Guamanga; y

á

Fray Francisco

de

la

Crnz,

Obispo

elccto de Santa l\farta.

·

ARTICULO 2. o

.Gmcias de Fé, de sanidades

y

milagros concedidas

á

Fr.

Marttn,

I.a gracia de

no es la virtud teologal que j ustifica al

,que se le infunde con la esperanza

y

la caridad. . L a

gra·

tui la de qne tratamos, es segun Santo T omas, una sobresaliente

cmt idumbre de torios los principios de la

cato]ica, que babi·

li ta al que la n'cibe, p ara in struir

á

los projimos. E l mismo

San to con San Jnan Crisostomo y otros espositores enseiiau

que esta gracia es la

con c¡ue se rla sanidad sobrenatural

á

los ?nfermos

y

se obran mil agros. Se apoya este sentir en el

capitulo 17 <le! Evanj Plio de San Mateo, donde se lee lo si·

guiente:

Si tuviereis

cuanto un grano de mostaza, diréis

tÍ.

~ste

monte, pasate .de lj,quí alhí

y

se pasarlÍ,

y

mtda os será.

tn1¡1os1ble.

Y tamb1en en las palabras ci tadas <le Sa:a Pablo:

8i tuviese toda la

fl

de manera que t1·mpasase los montes

8:>'c.

J:? c lo qne se infiere la coneesiori c¡ue tienen entre si las gra·

ci.1s ele

fi',

san irlarl rle en ferm edades

y

torla clase de milagros.

P 0ro se ha de saber que á ningun hombre en esta vida