das de
sa?idu~·ia
y
ciencia; pues estas consisten principal111en·
te cu la ehcac1a
y
uncwn de la palabra. Por eso no dice el
A posto!:
A
uno se da la sabicluria,
a
otro la ciencia &c. sino,
a
uno se da palabra ele sabidnria, quiere decir, es movi
1
y
se
le da facultad <le instruir
á
otros en los divinos misterios:
á
otro palabra de ciencia, esto es, facilidad de espli car los prin·
cipios que deben dirijir las costumbres con referencia al sumo
bien. Sin embargo son útiles estas mismas gra cias al que las
i:ecibe, sino está cu pecado mortal; porque todo coopera ál
bien <le los
esc~jiclos.
Mas para que no pueda dudarse de que estas gracias
son sobrenatural es, debe haber certidumbre de r¡uc quien las
m anifiesta,
BO
se habia él mismo instrnido ele antemano,
y
d<>
qné por la gracia de la sabiduria, hable con tanta facil ida<l
y
trncion de los divinos misterios, que se haga sentir por
cnanto~
l" oigan, la especial mocion del E spíritu -Santo, produciendo
los efoctos saludables de conversion en los pecadores,
ó
de
apro,·echamiento en los justos:
y
de que por la ele ciencia
n o estu<liada, enseñe con la palabra ó con la pluma el venci·
-miento de las p asiones
y
el
~jercicio
de las virtudes, segun los
principios morales de la eterna justicia.
Conviene tambiPn examinar las costumbres de quif'n
es favor,,cirlo del modo dicho, pues aunque no
es
indispensable
q ue esté ea gracia, no es regular que Dios comunique seme–
jantes dones á un ignorante ¡;scandaloso. Igualmente, si sus
in stmcciones se dirij en á la gloria <le Dios
y
P/º':ecl¡o de los
pr~jimos,
y
sino se procura con ellas la estimacion de los gran–
el es
y
poderosos; pues en tales casos, debe sospecharse ser
'obra del D emonio
y
del amor propio Jo que se aparenta inspi·
racion Divina. Satanas es
sapienti~imo,
y
muchas veces habla
por el organo rle las p ersonas á quienes seduce, con el fin de
eii·
gañarl as
y
perderlas,
y
por ellas
á
otros muchos.
P or lo que se ha escrito anteriormente tratando ele la
oa1idad
y
ele la prndencia, consta que Fray l\lartin
fué
adorna·
do con los doues de sabidmia
y
ciencia,
y
que mediante ellos
no solo caminaba sin desviarse por la senda de la justicia,
sino tambien procnraba apartar
a
otros del camino ancho que
lleva
a
la perclicion;
y
que oian sus instrucciones torla clase ele
personas. P ero de la divina uncion con que se esprcsaba,
y
de
las doctrinas sublimes qne \'ertia, pareciendo
a
sus oyentes
animarlo del mismo espiritu que inspirabe.
a
San Pablo, se
<lc<luce claramente que, no solo se Je infun <lieron
los Divinos
dones, sino tambien las gracias gratis dadas de sabiduría
Y-