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í':abicn<lo Fray i\1a rtin que este mism<il Heji<lur pensaba

remitir a E:ipaña gr_an cantida d,de dinero, le aconsejó que no lo

hicicC.::. Dcsobe<lec1ole, y perd10 su plata, porque los conductores

se quedaron con ella, y despues fallecieron.

Recela ndo este mismo morir antes que Fray Martín, le

pidió q¡.¡e lo encomendase

ú

D ios lue_go que fal leciese: c?ntestole

el

S ie1~·0

de Dios: yo he de monr pnmero, y as1 sucerho.

• Debiendo ir prontamente al Cuzco el

l'.

M. Fray J uan

<le Bwrbarnn, poi· haber sido nombrado L ector de Tcolojia para

el convento rl c esa ciudad,

fu é

á

despedirse de Fray Mn rtin,

qui en le d ijo: presto volverá V. P . Estrañó mucho este an uncio,

pero se cumplió

ú

la letra; pues habiendo caminada hast.a el Valle

de J auja, un succ;o raro

é

imprevisto le obligó"á regresar

ú

esta

ciudad.

IIallábase angustiada en un part0 muy trabajoso Da.

:Maria Ilazan de Valdez, y noticiada de los portentos qne obraba

D ios por los ruegos de F ray Martín, mandó que

lo llamasen.

F ué á su casa en compañw de l Señor D. Francisco de la Cruz,

Relijioso Domini rano y Obispo electo de Santa Marta. Vió el

Siervo de Dios

á

la parturiente,

y

le d ijo: que se tranquilizase

por entonces, pues pariria sin novedad un hijo, pero que este le

ocasionaria muchas pesadumbres con el tiempo: así sucedió en

confi rmacion del presajio.

~~

S iendo muy rico el R ejidor F i,,ueroa, de quien hemos

hablado: pues su renta an nual era de

vei~te

y tres mil pesos, y á

mas de eso, guardaba cien mil pesos en sus arcas, visitando un

dia

á

su amigo Fray l\fartin, salió este

á

recibirle

:i

b

puerta de

su celua, y con el rostro algo severo le dijo: "Pre,·cngase para

" padecer trabajos." Al oir estas palabras se in mutó el Rejidorv

y saliendo de la celda precipitadamente, se fué

6.

casa de Da.

Luisa Sotornayor Melgarejo, VP.nerada e n esta ciudad por su

extra~rdinnria

virtud, con la esperanza de que lo consolase, des–

vaneciendo el infausto pronostico que le habia hecho Fray Mar–

tin. S uredió lo contrario; pues al verlo entrar la Sierva de Dios

por las puertas de su habitacion,le dijo lo mismo que Fray i\1artin:

"P revengase para

pade~er

trabajos." Q uedó el Rejidor confuso

y _atn bu!ado, no dudando de l triste presajio anunciado en unos

mismos tér:n inos. Presto le sobrevinieron muchas penas

y

cala–

midades en la honra y hacienda,

y

se halló atormentado con

gravísimas persecuciones. P asado algun tiempo, conversando con

el S_1ervo de Dios, recibió de su boca este consuelo: No perd era

E'.I dinero que

lrajo

á esta eiudad,

y

algo mas le •qoedará.

E~

t?empo confirmó cuantó le habia predicho

Fray

Martin•.

...