Previous Page  84 / 214 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 84 / 214 Next Page
Page Background

-

76 -

Hizolo así; pero antes examinó la puerta,

y

viéndela cerrada, no

le quedó duda de que no pudo haber salido naturalmente por

ella quien babia maltratado al siervo de Dios, si hubiese sido

un hombre. Acostóse asustado, y no pudo recobrar el sueüo por

el suíno temor que justamente le sobresaltaba, ni se resolvió

á

preguntar á fray l\Iartiu la razon de lo ocurrido. A poco rato

sonó el reloj; y siendo cerca de las cuatro, encendió luz el sier–

vo de Dios, y poniéndola

á

la -entrada de la alcoba, se fué

á

to–

car el alba, como lo tenia de costumbre. Levantándose luego el

huésped para registt·ar la ropa de los enfermos y el lugar don–

de estaba colocada; creció su a&ombro, viéndola sin lesion nin–

guna, y sin el olor que deja el humo, despues que alguna ropa

ó muebles han sido quemados por el fuego: y por lo tanto que–

dó plenamente persuadido á que el demonio perseguia y ator·

men~aba

á

fray l\Iartin.

-

Efa

esa misma mañana comunicó el siervo do Dios á su con–

fes?r y padre espiritual fray Audres de Lizon, varon apostólico,

· y de mucha reputacion por su saber y piedad, el combate que

habia tenido en la noche anterior con el demonio. La confe–

rencia duró largo tiempo

á

puerta cerrada, y despues de con–

cluida, y de haber salido fray 1\Iartin, dijo fray Andres

á

varios

religiosos. «Este mulato es santo, y por tal ha de ser venerado:

a~oche

ha combatido fuertemente con el demonio, y lo ha ven–

cido, como otras muchas veces ... Sentimos justamente que este

sabio y piadoso director

110

hubiese escrito una relacion fiel y

prolija .de este suceso, como de otros qne se admiran en la vida

de este siervo de Dios. Sabríamos por ella, de qué modo se le

presentaba el espíritu infernal; si con figura corporal y horri–

b le, ó si solo cntendia fray Martin por luz infusa, que el demo–

nio estab11 en su presencia para tentarle y perseguirle. Sabría–

mos tambieu cuáles eran sus sugestiones, y qué impresion hi–

cieron en fray Martin segun las di versas épocas de su vida; y

sabríamos principalmente los medios de que se valía para lo–

grar la victoria. Pero Dios ha permitido que ignoremos lo que

pasaba en su alma,

y

sus eje_rcicios interiores, asi en las opera–

cio_nes del Divino Espíritu, como en las del espíritu infernal.

As1

es que, por los hechos auténticos, solo podernos conocer

que fué enr,iquecido con el don de fortaleza.

ARTICUW IV.

Su

TE\\JP~-~NZA.--L~

vii:tud de la templanza refrena y mode–

ra los apetitos segun rnsp1ra la recta razou, y enseña Ja divina

ley;

pero su heroicidad se extiende 'hasta la privacion de las