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i'l

-

r eli¡,:ion en el honor que e tributa

á

Dios como prim r princi–

tiio de todn la co·n confo rme

;i

elln diri<>i

iempre

frn~·

Mnr–

tin u accione

á

la mnyor honro

y

lorin de Dios, C"un e tu

doctrina del Ap

tol:

i

romeis 6 si bcbeis

u

liaceí

ualquicrcr

ntm

coa hacedlo todo

ti

gloria de Dios.

A mn d

1

cu lto int rao.

u neto externo acreditaban el homennr.e de honor, umi ion

• respeto que le tributnbn._ ..\ unque imple donado,

ncompntl~bn con el e p!ritu

á

los rel1g10 o eunndo reznba n el ollc10 d1-

iuo,

iempre que uo

e lo impid ie en u principale obli¡:a–

ciones;

In mayor pa rle de cada uo he Yelnbn en In iglesia ado–

ra ndo ni anti imo ncrnmeuto .

Eran tan fe rvoro o su seutim icnto de contriciou, cuando

se co nfe bn,

y

lll n copiosn

lns lágrimn que vertía, que pa •

maba

y

confu ndía

á

sus confe ore , no advirtie ndo e los jnmn

en su ncusncion ningun pecado ni mortal, ni ve nial advertido.

que huhie e nlgunn ''ez manchado sn co ncicucin.

u Yivl imo

dolor de In fa lta in voluntaria , de que no carecen ni aun lo

ma

tierfectos en esta vidn , penetraba íntimamente u cornzon

de arrepenti miento

y

hum illncion: puc , conociendo

á

In luz de

Jn ''erdnd, que nndie e puro

y

lim pio delante de Dio ,

le

hor–

rorizaba aun la sombra del pecado, co ntemplando In iufin ita

antidnd de Dios.

Asi tia diariamente al santo sacrificio,

y

servia por lo comnn

de ayudante en muchas Mi os, viéndosele algunas veces estit ti"

co

y

con el rostro encendido en este ejercicio en que el hom•

bre hace el ollcio de irngel. Fuera de los clius en que la consti–

t ucion ordena que comulguen los religiosos, recibía el pa11 de

Jo ángeles tre veces cada emana, con permirn de sus prelado

y direclo re ; y permitió Dios que $e trasluciese la devocion

~

fe rvor coa que recibía

á

Jesus acramentado, por los efec tos

que e le notaban. Acabado de comul ga r se le veía siempre el

rostro como una lli11na;

y

retiránd o e luego para entretenerse

con su Dios,

y

darle " racias por tan incomparable benefi cio, se

hacia invi ible, de modo que no podian hall arle en ninguna par–

te del convento, aunque lo bu ca en en sus mas recónditos lu–

!!ílre ·. .e hizo pública

es~a .

maravill a, por reiteradas pruebas

que h1c1eron algunos relw10 os, desea ndo satisface rse entera–

mente de ella.

Y

como sabian que despue de comul <>ar, era

por lo coman la sala del ca pítulo el la

0

ar donde se recoofa, le

acecharon en

di

tintas ocasiones, lue<>o que le vci1ln entrar que–

dándose en la puerta: pasado un rato, le buscaban en la

s~ln,

y

no le.veían en

~lla:

ponía n e otra vez

á

la puerta,

y,

pasado al–

!mn tiempo, salta fu era fray Martin

á

vista de cuantos lo espe–

raba e.

11