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solo presenció lo dicho, sino tambien

o~·ó

que el siervo de Dios

decia

á

los toros, el hermano mayor de¡e comer

á

los menores.

Luego que co nsumieron la alfalfa y el agna, desapareció fray

~Iartin

sin que se abrieseu las puertas;

y

el padre fray Diego

publicó en el convento esta maravilla.

Cuando iba el siervo de Dios

á

la hacienda de Limatnmbo,

alimentaba y curaba

á

los animales del mismo modo que en el

convento. Pero siendo tantos los que concurrían en este, cuya

multitnd mol estaba

á

los religiosos, preparóles en casa de su

hermana, sitio

á

propósito para medicinarlos, así como tenia una

pieza con camas para los hombres enfermos. Allí se congrega·

ban perros, gatos, ratones, pá¡aros, y demas brutos para el ali–

vio de sns dolencias; y muchas veces ibau ellos mismos sin ser

llamados por el siervo de Dios, implorando su socorro.

Fastidióse su hermana, viendo su casa continuamei\te inmun ·

da por el concurso de tantos brutos,

y

pidió

á

fray !Uartin que

Jos echase fuera. Entró este á la casa, y habló

á

los animales

de esta manera: ..Hermanos, no seais molestos

á

quien os hace

bien, satisfaced vuestras necesidades forzosas en la calle, y no

eutreis en las piez¡is, que no están destinadas para vosotros."

Obedecieron puntualmente este mandato con admiraciou de la

familia, la que no fue molestada en adelante por ninguno.

.

Fue tanta la compasion del

sier.vo

de Dios para con los irra–

cionales que, sabiendo en su

última

enfermedad el que iban

á

mntar algunos por órden de los médicos, para su curacion, se

afligió tanto, que dijo varias veces: ..¿Para qué quitan la vida

a

esas criaturas de Dios, puesto que no me huu de aprovechar

las medicinas, porque es voluntad diviua que yo muera? ..

Al contemplar la constante y fervorosa caridad de

fray

l\lar–

tio,

~o

solo con todo género de personas, sino tambien con los

irracionales; los medios extraordinarios de que se valia para

el socorro de unos

y

otros;

y

la maravillosa atencion con que

los brutos de toda especie escuchaban sus mandatos

y

los cum–

plían puntualmente, sin ser conocidos ni doctrinados de ante–

mano por él; parece que su espíritu se purificó tanto de toda

man.cha,

!

fu_e .tau

re~ovado

por la gracia de los Sacramentos

y

subltme e¡erc1c10 de virtudes que, habiéndose unido íntimamen–

te

COJ:.l

Dios por

~esucristo,

y

hecho un espíritu con él, partici–

paba de sus gloriosas dotes,

y

dominaba á los brutos, así como

Adnn antes que cometiese su pecado. Pero, habiendo ya referi·

.do la heroicidad de sus virtudes teólogales, expondré la exce–

l~ncia

de laS" cardinales,

y

de las <lemas que son sus depen–

dientes.