Previous Page  88 / 214 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 88 / 214 Next Page
Page Background

-

80 -

exaltacion, á los bienes caducos

y

á los placeres que halagau lo

sen tidos. Mas no se infunde este amof hasta la privaciou de

los goces que, lícita

y

honestamente, pueden disfrutarse en el s–

glo, sin que el alma se penetre de las ventajas espirituales quie

se adquieren por la observancia de los consejos evangélicos,

y

sin que, despues de iluminada, sienta en sí los efectos de la di–

vina vocncioo, á saber: desprecio de !ns vallidades mundanas;

sometimiento humi!de de su propia voluntad

á

la agena,

y

amor

de preferencia

á

la virginidad, sobre cuantos honores

y

como–

didades pudiera proporcionarle el matrimonio.

Cuando se hacen los votos con esta disposicion, se profesa en

espiritu

y

verdad;

y

el sacrificio es tau grato

y

acepto á Dios,

que solo en la eternidad tiene su merecida rP.compensa. Pero

como la víctima no se consume hasta el momento de la muerte,

es necesario fomentar la llama de amor, para que sea perfecto

el holocausto,

y

no pierda jamás los caract.eres de efectivo, per-

petuo

y

expontáneo.

'

Esa ardiente llama de amor, que el Espíritu Santo babia en–

cendido en el corazon del alma fiel, rectifica todas sus obras de

modo que, por suave, activa

y

pronta iuspiracion, pide lo que

debe pedir,

y

practica lo que mas conviene para honra

y

gloria

del Señor. lllediante

e~ta

union del alma con el Divino Espíri–

tu, son de un mérito indecible, no solo los oficios mas comunes

de la religion, sino aun el

come~,

vestir, caminar

y

dormir. Y

cuando esta alma feliz ha dado

á

su Divino Esposo pruebas de

fidelidad, haciendo por su amor aun las cosas mas ordinarias

y

pequelias, suele el Selior ostentar en ella ·sn poder, exaltándo–

la

y

fortaleciéndola, para que ejecute las obras mas herói1as.

Entonces, traspasando los límites de la obligacion en el cum–

plimiento de sus votos,

y

demas ejercicios piadosos, los obser–

va todos de un modo perfecto, sublime

y

pasmoso, que al pare–

cer excede á las fuerzas naturales, como se notó en muchos san–

tos religiosos,

y

en el bienaventurado fray l\iartin de .Porres.

ARTICULO

l.

Su POBREZA·-Así como en los siglos anteriores-censuraron

con acrimonia varios hereges el voto de castidad, procurando

disimular_por ese medio su sacrílega

y

escandalosa incontinen–

cia; así al presente, no solo lOi> impi;Ps, sino tambien algunos

malos cristianos embriagados de -amor á los bienes terrenos,

c011denau el voto de pobreza. Si les ha quedado

á

estos alguu

visl11mbre de

y

de respeto á la verdad, deben, no solo

creer, sino tambien confesar, que Jesucristo dijo, segun se lee